El último escándalo que envuelve al Departamento de Investigaciones de Ciudad del Este no hace más que confirmar que la corrupción se mantiene en las instituciones de la zona fronteriza. La imputación con prisión preventiva de cinco agentes y una abogada por secuestro y extorsión millonaria desnuda el funcionamiento de una estructura mafiosa que opera con la tranquilidad de quien sabe que la impunidad le protege.

Lo más lamentable es que no se trata de un hecho aislado ni de “manzanas podridas”. Estamos ante una práctica sistemática, que se repite. La población esteña está casi acostumbrada a la corrupción policial y la implicancia de los uniformados hechos irregulares.

Durante año las prácticas extorsivas fueron “la caja chica” de los policías. Simulaban operativos, detenían a personas con o sin antecedentes, negociaban su libertad a cambio de dinero. Así lo hicieron con criminales de alto perfil como Pérez Corradi, o miembros del Primer Comando Capital (PCC).

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Lo ocurrido ahora no tiene atenuantes. No solo retuvieron a una persona bajo amenazas de falsos allanamientos, sino que incluso cobraron parte de la extorsión con cheques, convencidos de que jamás serían tocados. ¿Qué funcionario público —mucho menos un policía— actúa con tanta confianza si no forma parte de un esquema aceitado y protegido?

La reacción de la cúpula policial, una vez más, es la remoción de jefes y promesas de “investigaciones internas”. Pero es evidente que eso no apunta a erradicar el problema. La historia nos ha enseñado que estos cambios son apenas maquillaje para sostener el andamiaje de corrupción que se ha incrustado en las instituciones fronterizas del país. El Este sigue siendo la meca de las recaudaciones ilegales.

Es por ello que el sueño de muchos funcionarios públicos es ser asignados en aquella región, no para hacer patria, sino para llenarse los bolsillos. Esa ambición se sustenta en la certeza de que los corruptos fronterizos gozan de impunidad. No sucede solamente con la Policía Nacional, las prácticas corruptas permean todas las instituciones destacadas en la zona fronteriza. Alguna vez, hay que terminar con ese carnaval.