En un contexto global caracterizado por la incertidumbre y el surgimiento de nuevas amenazas, resulta imperioso que los paraguayos volvamos a poner sobre la mesa el rol y la preparación de nuestras Fuerzas Armadas. Ayer, en un editorial, destacamos la importancia de asignarles nuevas funciones para abordar desafíos emergentes en materia de seguridad interna, particularmente frente al fortalecimiento de organizaciones criminales transnacionales. Sin embargo, es fundamental no desviar el foco del papel primordial de las Fuerzas Armadas: la salvaguarda de la integridad territorial.

Desde el retorno a la democracia, las Fuerzas Armadas paraguayas han sido relegadas y en gran medida ignoradas, motivadas por el temor de fortalecer una entidad que podría amenazar los cimientos democráticos. No obstante, han transcurrido 35 años desde entonces, y la sociedad civil ha demostrado una sólida defensa de las instituciones democráticas. Es hora de reconocer la realidad de nuestras Fuerzas Militares y promover un debate abierto sobre la importancia de consolidar una defensa robusta.

Es innegable que la seguridad nacional y la defensa del territorio son pilares fundamentales de cualquier Estado soberano. En un mundo marcado por la inestabilidad y la rápida evolución de las amenazas, Paraguay debe garantizar que sus Fuerzas Armadas estén equipadas y preparadas para hacer frente a los desafíos actuales y futuros. Esto implica dotarlas de los recursos necesarios para ser una fuerza defensiva altamente profesional y eficiente, acorde con los tiempos modernos.

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El proceso de fortalecimiento de nuestras Fuerzas Armadas debe realizarse con transparencia y responsabilidad. Es imperativo que las instituciones castrenses se comprometan a mejorar su comunicación y a rendir cuentas a la sociedad civil. La transparencia es esencial para generar confianza y legitimidad en las acciones.

Construir un Estado fuerte implica contar con unas Fuerzas Armadas igualmente sólidas. Es hora de que Paraguay revalúe su postura respecto a la importancia estratégica de sus Fuerzas Armadas y tome medidas concretas para equiparlas y fortalecerlas. En un mundo cada vez más imprevisible, la seguridad nacional no puede ser subestimada ni relegada a un segundo plano. Es momento de mirar hacia el futuro y asegurar que nuestras Fuerzas Armadas estén preparadas para enfrentar los desafíos que se avecinan.