Este 15 de junio, al conmemorarse el Día del Padre en Paraguay, es una ocasión propicia para reflexionar sobre el verdadero sentido de la paternidad en la sociedad actual. Más allá del gesto simbólico de los regalos o saludos de ocasión, es momento de pensar profundamente qué tipo de padre necesitan nuestros hijos y nuestras familias.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en Paraguay hay cerca de 960.169 padres que viven con sus hijos. Esta cifra, que representa una amplia porción de los hogares paraguayos, da cuenta del papel protagónico que siguen ocupando los padres en la vida cotidiana. La mayoría de ellos (62,2%) reside en zonas urbanas, mientras que un importante 37,8% vive en áreas rurales. En promedio, los padres paraguayos tienen 9,7 años de estudio, aunque existen brechas significativas entre el mundo urbano y el rural, que reflejan desigualdades estructurales todavía vigentes.

Sin embargo, más allá de las estadísticas, este día nos interpela sobre algo más profundo: ¿Qué significa ser padre hoy? ¿Qué ejemplo están dando los padres a sus hijos en tiempos de cambios vertiginosos, inseguridad e incertidumbre?

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La paternidad ya no puede reducirse a ser únicamente proveedor. Ser padre hoy implica cercanía, escucha, diálogo, contención emocional y presencia. Implica también mostrar con el ejemplo valores como el respeto, la responsabilidad, la empatía y la resiliencia. La figura paterna debe ser, cada vez más, un modelo a seguir y un compañero en el crecimiento emocional, educativo y humano de sus hijos.

El Paraguay necesita más padres presentes y conscientes, que entiendan que su rol no se agota en lo económico, sino que se construye día a día en la crianza, en la palabra oportuna, en el apoyo constante y en los límites saludables. Ser un buen padre nunca puede significar darle todos los gustos a los hijos.

Este día también es bueno para reconocer a quienes ejercen la paternidad sin ser padres biológicos: abuelos, tíos, padrinos o adultos responsables que, con amor y compromiso, asumieron ese rol vital en la vida de alguien. Todos ellos también merecen el reconocimiento por ser sostén, guía y luz en el camino de otros.

La sociedad paraguaya necesita urgentemente fortalecer sus hogares, y eso solo será posible si se fortalece también el rol paterno. Hoy más que nunca, el país necesita padres íntegros, que no huyan del compromiso ni del acompañamiento. Padres que enseñen con su actuar lo que significa ser ciudadanos responsables, porque la mejor enseñanza y el mejor legado para los hijos y la sociedad es el buen ejemplo.