Probablemente uno de los eventos más trascendentes de la era democrática de nuestro país, será la revisión, del Anexo C, del tratado de Itaipu. Será la oportunidad para que Paraguay disponga del 50 por ciento que le corresponde la energía producida por la usina.

El Anexo C, establece que en el caso de que una de las partes no utilice toda su cuota, el excedente se lo ceda íntegramente a la otra parte. Paraguay consume sólo cerca del 10% al 15% de lo que tiene derecho y lo venía entregando al Brasil, para el desarrollo de sus industrias, durante todos estos años.

Una de las razones por las que Paraguay no podía utilizar toda la energía producida era, la carencia de líneas de transmisión, inconveniente que actualmente está subsanado con la habilitación de las líneas de 500 kv, Itaipú-Villa Hayes.

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De esta forma nuestro país se encuentra ante la histórica posibilidad de disponer de la totalidad de la energía, que por el tratado le corresponde, y utilizarla para la generación de riqueza.

El 13 de agosto del 2023 se cumplen los 50 años que establece el tratado para su revisión. Este año también se realizan las elecciones generales y se instalará un nuevo gobierno, no obstante, las pretensiones de Paraguay respecto a Itaipú están claras.

Actualmente, Paraguay recibe unos 300 millones de dólares anuales en compensación por la energía cedida al Brasil. Para el general Juan Antonio Pozzo, no hay mucho que discutir en la cuestión de la revisión del tratado. “Ya no vamos a recibir la tarifa de la compensación histórica, porque vamos a traer toda nuestra energía. Lo que tenemos que averiguar es qué hacer con esa energía. No hay mucho que discutir”, señaló durante una entrevista con La Tribuna.

Pozzo es un estudioso del caso Itaipú, tiene varios libros publicados sobre el tema y ha escrito numerosos artículos periodísticos sobre los reclamos paraguayos en el manejo de la hidroeléctica binacional.

Según Pozzo, Itaipú siempre “vendió más cara la energía y eso le redituaba a los gobiernos, especialmente al Brasil cerca de 100 millones de dólares al año. Los usuarios pagábamos esa tarifa más cara. Lo que se ganó con eso, quedó en manos de los gobiernos de turno, sin control”. Para el experto, la revisión del tratado también es una oportunidad histórica para que se termine con el carnaval del dinero generado por la represa.

No obstante, expresó su preocupación porque Itaipú asumió deudas por emprendimientos que no son de su incumbencia como la construcción de dos puentes (proyectados por Brasil y ejecutados por empresas brasileñas), el de Puerto Murtiño-Carmelo Peralta o Puente Bioceánico y el Puente de la Integración, que une Foz de Yguazú con Presidente Franco.

Pozzo estima que para cubrir esos compromisos, muy probablemente terminarán inflando los gastos de explotación para sacar de ahí los recursos para honrar las deudas por dichas obras.

Según Pozzo, disponer de toda la electricidad producida por Itaipú es un acto de patriotismo y de soberanía. “Si el gobierno que asume en el 2023, quiere seguir con más de lo mismo, va a seguir vendiendo hasta donde pueda la energía al Brasil. Pero en algún momento un gobierno patriota debe disponer de la electricidad para desarrollar la República”, remarcó.

Explicó que con el tiempo se desnaturalizó la esencia y el objetivo inicial de la construcción de la represa y ésta se convirtió en una fuente financiera de los dos Estados socios de la binacional.

“Itaipu se hizo para vender a los consumidores energía a precio de costo. Nunca se debió convertir a en una financiera o en un ente que genere recursos para los Estados. Esa no es la misión de Itaipu, su misión es producir al más bajo costo posible energía al consumidor”, dijo e insistió que se debe volver a ese objetivo inicial para que usuarios de ambos países puedan tener energía limpia, barata y abundante.

En este 2023 se paga toda la deuda por la construcción de la represa y según Pozzo necesariamente debe bajar la tarifa, lo que es imperioso para Brasil. En cambio del lado paraguayo, las autoridades quieren seguir manteniendo el mismo costo, para atender los compromisos financieros de la Ande.

“Brasil si o si va a tener que ajustarse a la tarifa nueva. Los industriales brasileños venden la energía de Itaipú a precios exorbitantes, porque hay sobrecostos a cada paso. Los industriales están corriendo de Brasil, por eso (Jair) Bolsonaro hizo lo posible para bajar el precio de la electricidad y no le interesó si estaba acorde con el Paraguay”, sostuvo.

La revisión del Tratado de Itaipú es una oportunidad histórica para el desarrollo del Paraguay y para corregir históricas injusticias que soportó el país en el manejo de la hidroeléctrica. Se requerirá de autoridades que tengan la visión y capacidad de estadista para responder a los intereses de la población marginada y víctima de numerosas carencias sociales.