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martes, 15 de octubre de 2024
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Brújula Deportiva: A 37 años de un momento cumbre en la historia del boxeo paraguayo

No siempre las victorias marcan la historia. Las honorables derrotas tambien lo pueden hacer y lo hacen, como aquella memorable lucha protagonizada por el mayor referente de todos los tiempos del pugilismo paraguayo despues del histórico primer campeón sudamericano, Valentin Galeano (Kid Pascualito): Juan Carlos Giménez. En aquel 12 de setiembre de 1987, el «Toro Varadero» envió a la lona nada menos que a Roberto Mano de Piedra Durán, el formidable luchador panameño, que después de un temporal retiro, tuvo en ese combate una suerte de trampolín para robustecer aún más su brillante carrera y recuperar la corona y ser de nuevo campeón del mundo. Después perdió la pelea, este verdadero «torazo en rodeo ajeno» pero su actuación quedó grabada para siempre por aquel impactante arranque.

Cuanto extrañamos aquellos gratos episodios protagonizados por el Toro en la mejor época posiblemente del boxeo paraguayo, de lo que hoy estamos tan lejos.

Hoy nos consolamos con los recuerdos, con un pasado esplendor, del que nos tocó ser testigos privilegiados gracias a esta carrera de comunicadores que cada vez estamos más convencidos que es, como bien definió un colega argentino, «la manera más divertida de ser pobres».

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Fue una experiencia inolvidable, comenzando por la atípica decisión que tomamos en los días previos al combate, de madrugar y hacer footing junto al compañero y colega Santi Alvarez para darle acompañamiento y aliento al boxeador paraguayo (teníamos 37 años y 20 kilos menos).

Nos quedaron grabadas imágenes y vivencias irrepetibles que siguen muy claras y vivas en la retina y en la memoria. En la puerta del hotel donde hospedaba el Toro, había un señor que se ganaba la vida sacándose fotos mostrando sus largas uñas de los dedos de una mano que llegaban hasta los pies.

Antes de la transmisión del combate por Radio 1º de Marzo, el operador de la Southern Bell nos regaló una llamada de gentileza para verificar si estaba todo bien chequeado el circuito de transmisión a cuatro hilos con la emisora. Nos quedamos mudos de asombro al ver el entonces ultramoderno aparato telefónico que portaba. Era un celular, de enorme tamaño, muy superior a los “ladrillos” que fueron los primeros que llegaron años después a Asunción. El hombre de la compañía telefónica, pulsó los números de la radio sin la que entonces era obligada intemediación de operadores tanto del pais de origen como del de destino de la llamada. Yo todavía incrédulo, quedé atónito al escuchar la voz del querido Santiago Gimenez que me atendía en el estudio y que de inmediato me dio paso para un flash inicial.

Pero seguirian más sorpresas aún, como la que no nos tocó vivir ni antes ni después del episodio vivido a la vera del ring del Knight Center de Miami, cuando nos sentirnos transportados hacia el ring por una incontenida marea humana que asombrada vio desplomarse en la lona a Mano de  Piedra Durán por el poder de los puños del boxeador paraguayo. Claro que después se recuperó y ganó por puntos. Pero ese momento mágico, merece estar  entre los más selectos recuerdos de nuestra carrera de comunicadores.

Fue una de las experiencias más ricas que pasamos.

La pelea terminó al filo de la media noche. En el estadio el gran amigo y cónsul paraguayo Esteban Grillón, nos aguardaba. Embalamos los equipos de transmisión con ayuda suya y de  Santi (que se quedó a disfrutar unos dias más en los EEUU) y salimos corriendo del estadio en su automóvil, en cuya valijera estaba nuestra maleta de viaje.

Llegamos sobre la hora del  vuelo.  Al entrar al avión se cerró la portezuela del lado de la cabina. Había un asiento vacío en primera clase y por primera y única vez en mi vida, la gentil azafata me permitió hacer el vuelo en esa privilegiada zona.

Llegamos a Asunción a las  8 de la mañana. El servicial compadre Ismael  Noval Bareiro me esperaba en el aeropuerto con el móvil de la radio. En el viaje de regreso a casa (era el amanecer de un domingo subsiguiente a lo que el gran comunicador Gerardo Halley Mora rotuló como “sábados peligrosos”, nos percatamos que un automovilista desparensivo por efecto el alcohol hizo volar  un puesto de venta de comidas rápidas. Como estaba en el móvil de la radio, llamé a la emisora   y reporté el accidente.

Acto seguido entró un oyente protestando:  “No tienen vergüenza…. Que mentirosos que son.  Anoche se pasaron diciendo en la transmisión del boxeo que era una transmisión directa desde Miami y su relator antes de 8 horas hoy está reportando este accidente! Nde japú!”

Esto fue posible gracias a que nuestro país, contaba entonces con vuelos directos a EEUU con su línea aérea insignia, la recordada y añorada Lineas Aéreas Paraguayas.

Y pensar que la causa preponderante que le hizo perder a Asunción la disputa por la sede de los panamericanos de 2027 frente a la candidatura de Lima, para ser sede de dichos juegos polideportivos continentales, fue que la capital del Perú cuenta con ocho vuelos diarios desde EEUU mientras Asunción ni siquiera posee uno.