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jueves, 12 de junio de 2025
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Protocolo de Paz del Chaco: el acuerdo que terminó la guerra

El Protocolo de Paz del Chaco marcó el fin oficial de la guerra entre Paraguay y Bolivia, uno de los conflictos más sangrientos de Sudamérica en el siglo XX. Firmado el 12 de junio de 1935 en Buenos Aires, selló un armisticio histórico tras tres años de enfrentamientos. Este acuerdo consolidó la ocupación paraguaya del Chaco y abrió paso a negociaciones diplomáticas duraderas entre ambas naciones.

En abril de 1935, tras un año de infructuosos esfuerzos por parte de la Liga de las Naciones, se dieron las condiciones para encontrar una paz honorable.

El presidente de la República, Eusebio Ayala, reconoció el 3 de abril que Paraguay no tenía intención de avanzar más; sus recursos estaban agotados.

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En mayo, durante una reunión entre el presidente boliviano, José Luis Tejada, y el comandante de las fuerzas bolivianas, Enrique Peñaranda, este último insistió en la necesidad de continuar las operaciones hasta situar las tropas bolivianas en la línea Ybybobo–Capirenda–Huirapitindy, con el objetivo de recuperar la región más fértil del Chaco y asegurar la zona petrolera.

Ese mes, llegaron a Buenos Aires los representantes paraguayos y bolivianos. Estos últimos estaban decididos a continuar la guerra si no se lograba una paz equitativa y honorable, ya que Bolivia aún estaba en condiciones de prolongar la contienda.

Los militares bolivianos reiteraron a sus representantes la importancia de despejar ambas márgenes del río Parapití para iniciar una tregua.

Sin embargo, con una contraofensiva detenida y las victorias paraguayas en Mandeyupecuá e Ingavi, que José Félix Estigarribia informó de manera exagerada, la delegación boliviana aceptó la paz el 9 de junio de 1932.

Según el acuerdo, Bolivia no podía tomar ninguna acción contra la completa ocupación de facto del Chaco por parte de Paraguay.

El protocolo, formalmente suscrito el 12 de junio de 1935, contenía varios artículos que se resumen así: se convocaba una Conferencia de Paz para resolver todas las cuestiones del conflicto; se declaraba el cese de las hostilidades; se establecían medidas de seguridad, como la reducción de cada ejército a un máximo de 5.000 efectivos; y se acordaba la suspensión del fuego a partir del 14 de junio.

El Protocolo de Paz fue oficializado entre los cancilleres Tomás Manuel Elio y Luis A. Riart, por Bolivia y Paraguay, respectivamente, bajo los auspicios de la Comisión de Mediación, organismo creado para promover la solución del conflicto.

Esta comisión estaba integrada por seis países americanos: Argentina, Brasil, Chile, Estados Unidos de América, Perú y Uruguay.

El Protocolo de Paz fue aprobado por el Congreso paraguayo el 20 de junio de 1935, a través de la Ley N° 1455.

El Congreso boliviano lo aprobó al día siguiente. Del mismo modo, se ratificó el Protocolo adicional, en el que se acordó cesar las hostilidades definitivamente.

A tres años del ataque boliviano a Pitiantuta, la Guerra del Chaco llegó a su fin. Bolivia tuvo más de 50.000 muertos, aproximadamente 10.000 desertores y 21.000 capturados; Paraguay, más de 30.000 muertos y 2.500 capturados.

La historiadora Julia Velilla Laconich, estudiosa de la cuestión del Chaco, nos ilustra sobre lo que ocurrió al final de la guerra: “Al concluir la guerra, el día fijado para el armisticio, las tropas paraguayas fueron instruidas para mantener una prudente expectativa. El comando boliviano prohibió a las tropas ‘toda relación con el enemigo’. Ni los paraguayos escucharon el consejo de prudencia, ni los bolivianos obedecieron la prohibición. Los combatientes esperaron el final del duelo de artillería para levantarse en sus respectivas trincheras y estrechar en un fraternal abrazo al adversario de la víspera. A pesar de haber combatido con singular fiereza, no se sentían enemigos”. La paz volvió al Chaco.

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Editorial

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