Lo que debió ser un debut glorioso, capaz de silenciar a los críticos más acérrimos, ha revelado, lamentablemente, las inquietudes que todos temíamos. A este ritmo, el servicio de estacionamiento tarifado se encamina hacia un bochorno de proporciones épicas, amenazando con afectar aún más la deteriorada imagen de la actual administración.

Las pruebas son irrefutables: una aplicación para teléfonos móviles que no cumple su función, cuidacoches (que ahora denominaremos como «ordenadores») desprovistos de los elementos necesarios para llevar a cabo su labor, una falta total de comunicación y la ausencia de una campaña educativa efectiva por parte del consorcio Parxin.

En un editorial previo sobre este tema, expresabamos que, dadas las circunstancias de su gestación, la ciudadanía se encuentra más llena de dudas que certezas. Lamentablemente, este inicio de «Plan Piloto», que parece carecer de cualquier planificación, confirma lo expuesto en estas mismas columnas hace algún tiempo.

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Sería una verdadera lástima que los contribuyentes asuncenos se vieran nuevamente defraudados por un proyecto fallido y que el municipio quedara atrapado en un contrato desventajoso. También sería lamentable perder otra oportunidad de poner orden en el caótico tráfico que, con el paso de los años y la falta de planificación, sigue creciendo de manera alarmante.

La capital de nuestro país merece vislumbrar la luz al final del túnel.