La reforma de Peña, heredero de pobreza


El Presidente Peña ha comunicado que se enfocará en poner en orden las finanzas públicas. Es que las deudas que ha heredado son cuantiosas, debido al deficiente manejo del gobierno anterior. Los sectores más perjudicados han sido los de la construcción y la salud, ya que el gobierno anterior simplemente dejó de pagar a los proveedores del Estado en estos sectores tan importantes para la sociedad, e integrado por trabajadores que pertenecen a sectores laborales vulnerables. Miles de puestos de trabajo se han perdido debido a la irresponsabilidad de la administración anterior.

La herencia de Mario Abdo ha sido de pobreza, de deudas. Se ha producido un marcado desabastecimiento principalmente de medicamentos para el pueblo. Ante este escenario económico y político, el cual demanda soluciones audaces y creativas, el presidente Santiago Peña ha presenta un proyecto de ley que una reforma financiera en busca de abordar un problema crónico en Paraguay: las deudas pendientes con proveedores de construcción y medicamentos, dejadas por la administración anterior de Mario Abdo. Esta iniciativa está contenida en un proyecto de ley.

El legado de deudas que enfrenta la administración de Santiago Peña es un problema complejo y arraigado en la historia financiera de Paraguay. La falta de pago a proveedores de construcción y medicamentos ha generado tensiones en la relación del gobierno con estos sectores y ha afectado la calidad de los servicios públicos y la infraestructura del país, todo en detrimento de la ya deteriorada calidad de vida de los paraguayos.

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Es importante destacar que esta reforma financiera no será una solución mágica para los problemas económicos del país, aunque representa un paso auspicioso. La responsabilidad fiscal y la gestión eficiente de los recursos públicos serán fundamentales para el desarrollo sostenible y la estabilidad económica, así como para la reactivación plena de los sectores afectados. Es crucial que esta reforma se implemente de manera transparente y con un seguimiento constante para asegurarse de que cumpla sus objetivos. Además, el diálogo y la cooperación entre el gobierno y los sectores afectados son esenciales para garantizar el éxito a largo plazo de esta iniciativa.

La reforma financiera propuesta por el presidente Santiago Peña es solo un primer paso, un intento de abordar un problema grave que heredamos todos los paraguayos. Nos resta aguardar, estar atentos y expectantes de los resultados que traiga la reforma. Que la irresponsabilidad de nuestros gobernantes pasados no se replique esta vez, que quienes perdieron sus puestos de trabajo por los turbios manejos de las finanzas públicas los recuperen, y finalmente, que todos los paraguayos podamos acceder a bienes y servicios de calidad.