El presidente Santiago Peña ha vuelto a poner sobre la mesa uno de los temas más trascendentales para el desarrollo sostenible de Paraguay: la tarifa de Itaipú y las negociaciones que la rodean. En un contexto donde la energía hidroeléctrica se erige como uno de los pilares fundamentales de la economía nacional, las decisiones que se tomen en torno a este recurso tienen un impacto directo en el futuro del país y su soberanía energética.

Peña, en su participación en un programa periodístico destacó la importancia de mantener la tarifa de Itaipú en un nivel que permita no solo la viabilidad económica de la represa, sino también el impulso de proyectos sociales y de desarrollo en Paraguay y Brasil. Esta postura, respaldada por cifras concretas que demuestran los beneficios económicos generados por la operación de la represa, que según las expresiones del mandatario, será de gran impacto tanto para Brasil como para Paraguay.

Es importante recordar que la tarifa de Itaipú no es un tema aislado, sino que está intrínsecamente ligado a la revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú, una oportunidad histórica para que Paraguay recupere su soberanía energética y disponga del 50% de la energía que le corresponde por derecho en la hidroeléctrica. En este sentido, el acuerdo LULA-LUGO del año 2009 establece claramente la posibilidad de que Paraguay pueda disponer gradualmente de energía de Itaipú para ofrecer a terceros mercados, con derecho de preferencia a Brasil. Esto no solo fortalece la posición negociadora de Paraguay, sino que también resalta el compromiso internacional de Brasil con el desarrollo de su socio regional.

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No obstante, las negociaciones con Brasil no son tarea fácil. Como bien señala el presidente Peña, Brasil es un país complejo con el que es necesario enfrentarse desde una perspectiva de realpolitik. Las dinámicas políticas y económicas del gigante sudamericano requieren de una estrategia sólida y flexible por parte de Paraguay, que busque maximizar los beneficios para ambas naciones sin comprometer su propia soberanía y desarrollo.

En este sentido, es fundamental que la sociedad paraguaya se involucre en el debate público sobre estos temas cruciales para el futuro del país. Es preocupante ver cómo la clase política se encuentra anestesiada por cuestiones triviales y de intereses personales, dejando de lado asuntos que podrían significar un verdadero cambio en la calidad de vida de las próximas generaciones de paraguayos. La energía hidroeléctrica es un recurso estratégico que debe ser gestionado con responsabilidad y visión de largo plazo, priorizando siempre el interés nacional sobre cualquier otra consideración.

Un mayor involucramiento de todos los sectores sociales en este tema trascendental brinda también respaldo a las negociaciones. Es momento de abandonar las nimiedades y mirar con más amplitud los desafíos que afronta el país y proyectar el bienestar de las próximas generaciones de compatriotas. El momento es ahora, y no podemos permitirnos desaprovechar esta oportunidad histórica de garantizar un futuro mejor para todos los paraguayos.