La pregunta que debemos hacernos, sin sesgo, los paraguayos, es qué país queremos. Un ejercicio valioso consiste en imaginar ese Paraguay sin tener en cuenta el grupo en el cual uno milita y pensando desde la base de un ideal incluyente. Si partimos del círculo conocido del relato actual, las opiniones estarán cargadas de prejuicios, intereses sectoriales, colores partidarios y hasta de cierta malicia.
Parece un juego filosófico, pero no lo es. La percepción de la realidad suele filtrarse por posiciones personales o grupales ya consolidadas. En cambio, el ejercicio de una imaginación nacional, sana y orientada al bien general, puede ayudar a generar ideas nuevas y conceptos innovadores, sin que necesariamente deban corresponder a algo tangible o sujeto al debate que domina el presente.
Ya lo decía el científico Albert Einstein: “la imaginación es más importante que el conocimiento”. Valga la premisa para intentar hallar un común denominador que nos permita construir un futuro mejor para la República. Hoy, el horizonte parece ya definido por las posturas de cada sector, ancladas en una realidad sobre la que han tomado posición y que, probablemente, no cambiará. Repetir las mismas actitudes solo conducirá a los mismos resultados.
En este editorial pensamos en voz alta, buscando involucrar a todos los paraguayos en la tarea de forjar una mejor Nación. El devenir de la República no depende del sabelotodo ni de quien, sin serlo, juega a fiscal y juez. El propio Einstein sostenía que lo importante no era acumular datos, sino saber utilizarlos con la libertad de imaginar nuevas realidades.
Dentro de todo lo negativo que existe, también hay puntos positivos. Existen condiciones para fortalecer los márgenes de éxito, primero idealizándolos y luego transformándolos en hechos concretos para un Paraguay de todos. Esa misma mentalidad de imaginación permitió a Einstein cuestionar los dogmas de su tiempo y abrir caminos inéditos para la ciencia del siglo XX.
Einstein no solo revolucionó la física con su Teoría de la Relatividad, también dejó un legado profundo en el arte de vivir. Los paraguayos podemos hacer lo mismo para construir el Paraguay del siglo XXI. La imaginación sobre qué país queremos puede incluir escenarios favorables que influyan en la conducta de un ser nacional con mejor actitud. Solo que ese país que todos anhelamos requiere del aporte de cada uno de los paraguayos, sin excepciones.