El presidente Mario Abdo Benítez estuvo ausente del país durante dos semanas. Primero,  del 1 al 5 de noviembre, por su viaje a España. Luego, estuvo en el país un fin de semana y el lunes 7 partió de nuevo rumbo a Alemania, de dónde debía retornar el viernes 11. No se sabe si está en el país o no, debido a que ningún medio oficial informó del regreso del presidente.

En estas dos semanas la administración del país quedó a cargo del vicepresidente Hugo Velázquez, designado significativamente corrupto por los Estados Unidos, y quien, evidentemente, golpeado por dicha designación mantiene un perfil absolutamente bajo y está casi desaparecido.

En ausencia del presidente los escándalos de su pésima gestión y falta de liderazgo siguieron muy presentes en la vida de la república.

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Dos funcionarios de su entorno fueron centro de las críticas por el manejo irresponsable de información sensible sobre el posible paradero del secuestrado ex vicepresidente de la república Oscar Denis.

En efecto, el exministro de justicia, ahora representante del Poder Ejecutivo ante el Consejo de la Magistratura, Edgar Olmedo, y el actual ministro de Justicia, Daniel Benitez, fueron informados sobre la posible ubicación del cuerpo de Denis. Pero ambos funcionarios restaron importancia al dato. No informaron a la fiscalía ni a la policía y pasaron por alto un dato absolutamente relevante para el país, que sigue en vilo por la suerte de los tres compatriotas secuestrados.

Censo 2022, un fiasco

Para completar este panorama de desgobierno, en ausencia de Abdo Benítez, se realizó el Censo Nacional de Población y Vivienda 2022. Toda la sociedad estuvo pendiente de este relevamiento de datos. Hubo predisposición y colaboración de la gente, que un día antes se abasteció en los supermercados para esperar a los censistas, pero al promediar el mediodía ya saltaron las denuncias de deserción de censistas, de falta de entrega de viáticos y casas que no fueron censadas, lo que dio la pauta de la pésima organización. El Censo 2022 para cuya realización estaban destinados 43 millones de dólares fue un fiasco.

Para aplacar las críticas al día siguiente el director del Instituto Nacional de Encuesta, Iván Ojeda salió a aventurar que la cobertura fue del 73 por ciento y que se llegó a más de 636.000 hogares. Un dato que no tiene absoluta fiabilidad y que a todas luces fue inventado para aliviar la avalancha de cuestionamientos.

El censo debió realizarse en un día en las zonas urbanas. Sin embargo, ante el fiasco inventaron la estrategia de “recuperación” para volver a censar los hogares que no fueron visitados. El presidente Abdo Benítez, quien mediante un decreto, obligó a la gente a permanecer en sus casas, abandonó el país para festejar su cumpleaños en tierras europeas.

No sorprende la actitud del presidente, en estos cuatro años, la improvisación, la ineficiencia, falta de liderazgo y la corrupción fueron las características principales del gobierno de Mario Abdo Benítez. 

Frente a todas estas desprolijidades Abdo Benítez tuvo la suerte de contar con una oposición perdida, sin ideas, sin propuestas y sin liderazgos, lo que deja a la sociedad totalmente huérfana ante un gobierno ineficiente y con serias sospechas de corrupción.

La única ocasión en que la oposición tuvo una postura firme fue en relación al acuerdo entreguista de Itaipú y que casi le costó el juicio político a Abdo Benítez.

Después ningún sector opositor planteó propuestas claras o crítica firme al desgobierno de Abdo, que sobrevivió en estos años con fusibles y remiendos.

Solo a modo de ejemplo, en estos últimos meses, la oposición tampoco ha sentado una postura firme en relación a los temas que agobian al ciudadano común, tales como el pésimo servicio de transporte público, la galopante inflación, el precio del combustible, los manejos oscuros del Plan de Transformación Educativa, los cuestionados funcionarios que siguen al frente de instituciones claves, y el último escándalo del fiasco del Censo 2022.

Es así que en éstos últimos 15 días, el país estuvo a la deriva, con un presidente ausente, un vicepresidente casi inexistente y una oposición perdida, sin ideas, sin ideas y sin presencia en momentos claves de la vida política.