Bolivia celebra hoy elecciones generales para presidente, vicepresidente y renovación del Congreso, en un escenario marcado por la crisis económica y una fuerte fragmentación política.
Las encuestas posicionan a Samuel Doria Medina y Jorge Quiroga como favoritos, lo que abre la posibilidad de un cambio de ciclo tras casi veinte años de dominio del Movimiento Al Socialismo (MAS). No obstante, el alto número de indecisos y la campaña por el voto nulo impulsada por Evo Morales generan incertidumbre.
Ocho postulantes, sin superar el 30 %
La última encuesta de Ipsos-Ciesmori, publicada el 13 de agosto, mostraba a Doria Medina con 21,2% de intención de voto y a Quiroga con 20%, lo que configura un escenario de empate técnico. Ambos candidatos de centroderecha capitalizaron el descontento por la inflación del 25% en el último año, la escasez de combustibles y divisas, y un déficit fiscal del 12%.
Con ocho postulantes en competencia, ninguno supera el 30% de apoyo, por lo que el panorama apunta a una segunda vuelta el 19 de octubre.
Según la normativa electoral boliviana, para ganar en primera vuelta se requiere más del 50% de los votos o un 40% con al menos diez puntos de ventaja.
En el sector progresista, Andrónico Rodríguez y Eduardo del Castillo se presentan debilitados. Rodríguez alcanza un 5,5% de apoyo, mientras que Del Castillo apenas un 1,5%, lo que refleja la división del MAS tras las disputas entre Evo Morales y el presidente saliente Luis Arce.
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Entre cierres de empresas estatales y giro en política exterior como propuestas
Samuel Doria Medina, empresario de 66 años, plantea un plan liberal con eliminación de subsidios, cierre de empresas estatales deficitarias y atracción de inversiones extranjeras, sobre todo en el litio.
Su experiencia como exministro de Planificación y su discurso de unidad lo posicionan como una alternativa sólida frente al desgaste económico.
Por su parte, Jorge “Tuto” Quiroga promete un “cambio sísmico”, con privatizaciones, nuevos tratados comerciales y un giro en política exterior que incluiría el rompimiento de relaciones con gobiernos como los de Venezuela, Cuba y Nicaragua.
También plantea el regreso de la DEA para reforzar la lucha contra el narcotráfico.
El 33 % del electorado permanece sin definición
La exclusión de Evo Morales, inhabilitado por el Tribunal Constitucional, marca el proceso electoral. El exmandatario, que gobernó entre 2006 y 2019, instó a sus seguidores a anular el voto en señal de protesta.
Los datos muestran que el voto nulo alcanza un 14,6%, mientras que los votos en blanco suman 5,2% y los indecisos llegan a 13,3%.
En conjunto, un 33,1% del electorado permanece sin definición, superando a cualquier candidato en disputa.
En redes sociales circulan rumores de irregularidades y movimientos en la cúpula militar y policial. Aunque no existen confirmaciones oficiales, estas versiones contribuyen al clima de tensión previo a los comicios.
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Un país en busca de cambio
Con 11,3 millones de habitantes, Bolivia enfrenta su mayor crisis económica en décadas, tras la caída de la producción de gas desde 2017, la devaluación del boliviano y la escasez de bienes básicos.
Durante la gestión del MAS se redujo la pobreza del 60% al 37%, pero no se logró sostener el crecimiento.
Especialistas como Pablo Calderón y Glaeldys González advierten que la apertura a políticas económicas liberales podría provocar tensiones sociales, en especial entre comunidades indígenas y campesinas que se beneficiaron de programas estatales.
Casi ocho millones de ciudadanos están llamados a votar en estos comicios.