Ruta del Verano: Don Lorenzo se gana la vida con una bebida atípica en Paraguay

En el momento que más calor hace, es cuando don Lorenzo Irala (54) aprovecha para vender una de las bebidas menos conocidas en Paraguay y su puesto ya es conocido en Ciudad del Este, donde filas de vehículos paran para adquirir dos bebidas en su local, el ya conocido Mosto y algo muy común en Brasil, que a diferencia de nuestro país es tan natural y hablamos del agua de coco.

Ubicado en una de las esquinas que linda con el Lago de la República en la capital del Alto Paraná, don Lorenzo con su esposa Fátima Benítez, tienen un puesto móvil que no para de recibir clientes. En un breve descanso, logramos tomar sus palabras y nos cuenta su historia y como en pandemia logró posicionarse como “El coquero del Lago” de Ciudad del Este.

Irala llegó con 15 años a Ciudad del Este desde Itá de donde es oriundo, motivado por un tío quien lo invitó a venir a asentarse en el Este del país, en aquel entonces cuando la fiebre de Ciudad Presidente Stroessner, comenzaba a llamar la atención de miles de turistas brasileños que llegaban para hacer singulares compras que no se conseguían en su territorio.

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Al llegar con sólo la esperanza de trabajar y casi sin nada consigo, el joven Lorenzo tuvo que vivir en varios alquileres del centro de la ciudad. Pasó el tiempo y pudo tener su familia constituida y luego de varios trabajos, hoy emprendió un negocio que no deja de darle “frutos”, en especial con algo que recientemente encontró rentabilidad y es a lo que actualmente se dedica de manera exclusiva.

A la par del agua de coco, en el puesto de Irala también se puede degustar el refrescante mosto helado. Pero, una gran parte de su conservadora está llena del “coco verde”, fruta que personalmente don Lorenzo compra de Foz de Yguazú y lo despacha en aduanas y hace sus trámites con el Senave, para que tenga un stock que lo renueva cada semana.

Nos dice que la fruta sí crece en Paraguay, pero a diferencia de las brasileñas, nuestro suelo no tiene el nivel óptimo de sal para que la misma pueda cargarse con el agua característica. Al contrario a su par brasileño, el coco verde que importa Irala, viene de Bahía, zona de producción del fruto por excelencia, debido al suelo ideal en las cercanías de Océano Atlántico, donde es endémica la palma o cocotero.

De la drupa, sale el producto que solo en manos de Don Lorenzo o su esposa Fátima se abre y se sirve a 3,2 grados de temperatura. Lo bueno de esta fruta, nos comenta, es que no contiene ningún microbio o impureza natural, debido a que crece en un entorno salado que le otorga la asepsia natural.

Entre otros beneficios, Irala explica que el agua de coco viene con todos los electrolitos y más, que el cuerpo pierde en esta época de extremo calor, por lo que beberlo implica recuperar más líquidos que una botella de agua de deportistas o mismo equivale incluso a 8 vasos de agua, por lo que es el principal beneficio para la hidratación en estos tiempos de verano.

La costumbre que crea lazos

Vender cocos para don Lorenzo y doña Fátima pasó a ser algo como el vínculo en común con sus clientes que vienen a surtirse de estas frutas. Lo bueno de todo es que muchos paraguayos ya comienzan a consumir el coco porque se dan cuenta de sus beneficios para el cuerpo.

«Hay que recordar, que el agua del coco es un suero natural para el cuerpo, siendo este un hidratante por excelencia, vendimos muchisimas frutas en tiempo de las restricciones por pandemia, esto porque la gente enferma de covid lo consumía y activaba rápidamente el sistema inmunológico, haciendo que pronto se puedan recuperar de su enfermedad», recuerda el vendedor.

«Mis clientes gracias a Dios son fieles y siempre están comprando de mi puesto, porque saben que sólo aquí se vende bien frío el coco verde y el mosto más dulce de Ciudad del Este», dice orgulloso.