Pasaron presidentes desde Rodríguez hasta Abdo, unos más dudosos que otros, y no aparece el estadista

Durante nuestra ausencia como La Tribuna llegaron los Rodríguez, Wasmosy, Cubas, González Macchi, Duarte Frutos, Lugo, Franco, Cartes y hoy está Abdo. Cada quién tendrá su público a favor y en contra. Sin embargo, observando temas trascendentes como corrupción, pobreza y seguridad, es razonable sostener que, en general, hicieron poco o nada por la mayoría de la población paraguaya.

Los números macroeconómicos son importantes como estadísticas, y respetamos a los analistas que tienen opiniones dispares o coincidentes sobre cada uno de los presidentes citados. Muestra mirada sobre la condición de vida de la gente en éstos años de libertad, iniciados desde 1989, nos lleva a sostener que, en su globalidad, hoy más que nunca, hay una democracia vacía de resultados firmes a favor de la sociedad. ¿Quién se animará a negar que hay un estado de corrupción, una pobreza que no se soluciona y una creciente e imparable inseguridad?. ¿Quién?.

Ojo que sólo hablamos de corrupción, pobreza e inseguridad. Entrelazadas, obviamente, unas con otras. Podemos agregar salud, calidad de la educación, desarrollo agrario, instituciones enclenques. Hasta podemos ir a temas bien actuales como la casi libre circulación de narcos, el contrato fácil en todo el territorio de sicarios y la presencia del crimen organizado hasta dentro de la función pública.  

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Sonará duro para algunos éste editorial. Aceptamos la divergencia, como debe ser. Será difícil, empero, rebatir que la corrupción como ejemplo viene de arriba para abajo, que la pobreza es secuela de ese robo público/privado y que la inseguridad representa en la actualidad secuela y a la vez el mayor caldo de cultivo del crimen organizado. Los presidentes son electos para ejercer autoridad por ser distinguidos ciudadanos, capacitados para el cargo, patriotas, comprometidos con el país y ser severos contra todo ilícito que pone en riesgo la vida próspera y segura en sociedad.

Ya no es posible corregir lo que pasó con los anteriores presidentes. El actual ya poco hará, porque lo que no hizo ya no lo hará en el poco tiempo que le resta. Por eso, desde La Tribuna invitamos a la ciudadanía a desarrollar una unidad de acción desde ahora de cara al futuro. Es urgente salir del círculo vicioso y encarar un ambiente más virtuoso. Para eso hay que ser rígidos con todos los grupos políticos, del color que sea, y con sus máximas figuras. La política debe dar a la República seguridad institucional y calidad de vida a la población. No basta con elegir, como rutina, un Presidente fútil.

Es tiempo de buscar un estadista que combata la corrupción, disminuya la pobreza y brinde seguridad. Eso no será factible con candidatos que viven engañando con la propaganda proselitista, sino con una persona con alto liderazgo y con perfil de estadista capaz de asumir acciones trascendentes firmes, honestas y contundentes en el ejercicio del poder, todo dentro del marco constitucional y respeto a los derechos humanos.