Paraguay, con la energía limpia de Itaipú como su mayor activo estratégico, se perfila como un nuevo polo de desarrollo en inteligencia artificial en América Latina. ¿Puede nuestro país transformarse en líder tecnológico regional antes de que se agote su excedente energético?

Imaginemos un Paraguay que no solo exporta energía limpia, sino que se convierte en el Silicon Valley de América Latina, impulsando la revolución de la inteligencia artificial (IA).

En mayo de 2025, el senador estadounidense Marco Rubio destacó esta oportunidad, subrayando el potencial del excedente energético de la hidroeléctrica Itaipú para posicionar al país como un hub tecnológico global.

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Sin embargo, el reloj avanza: proyecciones indican que la demanda interna agotará este sobrante para 2030. ¿Cómo puede Paraguay transformar su riqueza energética en un motor de innovación?

En esta columna, analizo soluciones bancables, los desafíos a superar y las estrategias para un futuro sostenible, aprovechando la experiencia de Exor en estructuración de proyectos de inversión.

El poder de Itaipú: Un motor para la IA, Itaipú, con su capacidad de 14.000 MW, es el corazón de esta visión. En 2024, generó 20.383 GWh para Paraguay, un 4,5% más que en 2023, y la renegociación del Anexo C permite comercializar libremente la mitad de esta energía, generando unos US$500 millones anuales.

Un centro de datos de 100 MW, esencial para la IA, consumiría apenas el 2% de este excedente, pero podría aportar ingresos similares al vender servicios tecnológicos. Según el FMI, la IA generativa podría aumentar la demanda energética global un 20% para 2030, y Paraguay está bien posicionado para responder.

El grado de inversión otorgado por Fitch y Moody’s en 2024 refuerza la confianza de los inversionistas, mientras proyectos como el Corredor Bioceánico y la Hidrovía Paraguay-Paraná mejoran la conectividad logística, clave para la infraestructura tecnológica.

El desafío: Un excedente en peligro

El crecimiento de la demanda interna, impulsado por la industrialización, la criptominería y la propia IA, agotará el excedente energético para 2030, convirtiendo a Paraguay de exportador a importador de energía si no actúa.

Sequías que afectan la producción hidroeléctrica y riesgos geopolíticos, como las tensiones con Brasil tras el escándalo de espionaje de 2024, complican el panorama. Para liderar en IA, Paraguay necesita diversificar su matriz energética, fortalecer su infraestructura digital y formar talento especializado.

Soluciones bancables: Gas natural y Yacyretá. Para asegurar un suministro energético sostenible, propongo dos proyectos viables que Exor tiene la experiencia para estructurar y financiar rápidamente:

Planta termoeléctrica a gas en Asunción

Una planta de 500 MW alimentada por gas natural de Vaca Muerta (Argentina) generaría 4.000 GWh anuales a un costo 30% menor que el diésel. Con precios competitivos de US$3-4 por unidad de energía, frente a US$10-12 del diésel, esta planta es atractiva para inversionistas.

Un gasoducto desde Formosa, con un costo estimado de US$500 millones, es más económico que importar electricidad. Respaldada por la Ley 7452 de asociaciones público-privadas (APP), esta inversión podría amortizarse en 10-15 años mediante bonos verdes con tasas del 4-5%, populares en mercados internacionales por su enfoque sostenible.

Para mitigar riesgos de dependencia de Argentina, se pueden negociar contratos a largo plazo con cláusulas de estabilidad, complementados con tecnologías de captura de carbono para reducir el impacto ambiental.

Optimización de Yacyretá

Yacyretá, que opera con 20 de las 30 turbinas proyectadas, genera 3.200 MW. Completar las 10 turbinas faltantes, acordadas en 2017 entre Paraguay y Argentina, añadiría 1.500 MW, equivalentes a 12.000 GWh anuales, suficientes para alimentar 3-4 centros de datos de IA.

Con un costo de US$1.000 millones, esta opción aprovecha la infraestructura existente y produce energía limpia a US$20-30 por MWh, ideal para la IA. En 2024, Yacyretá aportó US$200 millones en royalties, y su expansión generaría más ingresos por exportación o uso interno. Sin embargo, la aprobación en el Congreso argentino requiere cabildeo diplomático intensivo.

Infraestructura digital y talento: Los cimientos del futuro

La IA no solo necesita energía, sino también conectividad y capital humano. Los centros de datos requieren redes de fibra óptica de alta velocidad y sistemas de refrigeración que consumen grandes cantidades de agua. Con una penetración de banda ancha fija del 15%, según el BID, Paraguay debe invertir US$500 millones en telecomunicaciones.

Proyectos solares en el Chaco, con un potencial de 4 GW, y la exploración de reactores nucleares modulares garantizarían suministro a largo plazo. Además, alianzas con la Sociedad Paraguaya de Inteligencia Artificial (SoPaIA) y universidades pueden formar una fuerza laboral competitiva.

Un marco regulatorio claro, que aborde ciberseguridad y sostenibilidad, atraerá inversión sin comprometer la privacidad.

Geopolítica y alianzas estratégicas. El interés de EE.UU. en Itaipú, reflejado en la propuesta de Rubio, plantea desafíos geopolíticos. Paraguay debe negociar hábilmente con Brasil y Argentina para maximizar los beneficios de Itaipú, complementando la inversión extranjera con socios como Japón, que otorgó US$240 millones en créditos en 2025. Préstamos multilaterales del BID y CAF, combinados con APP, reducirán la presión sobre la deuda pública, asegurando la viabilidad financiera.

Un futuro líder en IA

Paraguay tiene una oportunidad histórica para liderar la revolución de la IA en América Latina. Una planta termoeléctrica a gas, la optimización de Yacyretá, mejoras en infraestructura digital y diversificación energética son pasos clave.

Con planificación estratégica, cabildeo diplomático y alianzas globales, nuestro país puede transformar su energía limpia en un motor de innovación, generando empleos, atrayendo inversión y consolidándose como un faro tecnológico en la región.

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