Los Juegos Panamericanos Junior Asunción 2025, además de fomentar la unión entre las naciones, tendrán el valor agregado de su impacto económico: unos US$ 300 millones. Este monto tendrá un efecto derrame inmediato que alcanzará a hoteles, comercios y hasta al vendedor de chipa.
Más allá del hecho en sí, en que se pondrá a prueba la jerarquía de cada atleta, será una oportunidad para mostrar, una vez más, la capacidad de gestión nacional en la organización de eventos de altísimo nivel. Igualmente, se ratificará la ventajosa ubicación geográfica de Paraguay en el corazón de América.
La competencia internacional, con una buena estrategia de marketing, servirá para promocionar características únicas del ser nacional, sea en materia de cultura, gastronomía, lugares atractivos, patrimonio urbanístico, etc. Somos parte, nos incluimos, de un país que debe mostrar, con la cabeza erguida, su esencia, su historia. Tenemos un presente en el que cada ciudadano tiene la responsabilidad de construir el futuro.
Tenemos un idioma nacional constitucional (el guaraní), música propia (polka/guarania), danzas típicas tradicionales, una población joven y hasta una bebida distintiva: el tereré. A todo eso debe añadirse un costo de vida inferior al de otras naciones. No hay divisiones religiosas ni ideológicas marcadas. Existe un clima estable, alejado de los grandes riesgos naturales.
Los Juegos Panamericanos Junior Asunción 2025, definitivamente, serán una contribución más para fortalecer la identidad nacional. A la par de la justa deportiva y su impacto económico, ayudarán a generar un mayor sentido de pertenencia y a profundizar el orgullo de ser paraguayo.
Se debe asumir que todo lo que se haga internamente siempre será un respaldo a ese esfuerzo de la política exterior por impactar en el turismo y la inversión extranjera. En La Tribuna estamos convencidos de que están dadas las condiciones —gracias a los Juegos Panamericanos Junior Asunción 2025, que reunirán a miles de extranjeros— para colocar, a nivel global, una “Marca País”.