El silencio con el fraude es una filosa navaja en el corazón de la democracia

Si la dirigencia de un partido no es autocrítica, sí ya tiene denuncias de mal manejo de fondos y encima se resiste a investigar la posibilidad del fraude, cómo mínimo se puede decir que es una institución cerrada, por no decir, por ahora, los que otros ya afirman. De hecho, el precandidato del oficialismo a la Presidencia ni quiso debatir con sus demás correligionarios del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), que representa en sí una afrenta al verdadero liberalismo.

Se sabe que el argumento esgrimido es la presunta independencia del Tribunal Electoral Independiente (TEI). Aunque también se conoce que responde al oficialismo. De cualquier modo, en aras de la confianza y la transparencia, el tribunal electoral del PLRA no hubiera caído en el extremo apuro de rechazar las denuncias de fraude electoral que presentaron Eduardo Nakayama, Tadeo Zarratea y Celeste Amarilla.


La excusa conocida del TEI es que las denuncias fueron «extemporánea e improcedente». Por las mismas razones, rechazó el pedido de nulidad de las elecciones presentado por los citados liberales. ¿Cómo quería que se presentarán las denuncias?. Antes de las elecciones no podían darse. Tampoco ese razonable ese cuento repetido que se tenían que hacer ante la mesa receptora en el día de las elecciones. Eso es casi imposible, por la dificultad de recoger en el acto todos los documentos.

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Da pena por los buenos liberales y crea temor en el resto de la ciudadanía la conducta que viene teniendo la conducción del PLRA. Ya arriba hablamos que es la misma dirigencia que tiene sobre sus hombres denuncias de mala administración del dinero público y del propio partido, y cuyo tribunal electoral ahora ignora denuncias de fraudes. Es la propia dirigencia la que pisotea la esencia liberal negándose a debates sobre propuestas con los demás precandidatos liberales y de la concertación.


Vale recordar que hace días nomas se recordaba cómo robaron la victoria a Argaña dentro del Partido Colorado. Ese hecho terminó dañando la transición, incluso trayendo al país dolor y luto. Nunca más se repuso como debe ser la democracia paraguaya. Fue un escamoteo electoral que se hizo incluso con la complicidad de grandes medios de prensa. Hoy ese tenebroso silencio de nuevo está queriendo blindar las denuncias de fraudes dentro del partido liberal, ciertamente de la mano casi de los mismos medios de comunicación.


Por de pronto, afirmamos que esta errada la conducción del PLRA si cree que llevando todo por delante se pueda creer legitimada para ser opción de cambio. Están equivocados quienes comparten como cómplices en su mutismo sobre el tema, como el caso mismo del Partido Patria Querida (PPQ), que de la mano se Sebastián Villarejo, llevó el apoyo a Efraín Alegre, titular actual de los liberales. Esa conducta cerrada de Alegre y esa docilidad colaboracionista de Villarejo matan la esencia de la democracia, que es la transparencia, la confianza y el respeto a las reglas de juego.