Brasil ya puso la soga al cuello de Paraguay

Brasil tiene varios pasos adelante con relación a la negociación del Anexo C de Itaipú. El tema no queda ahí. Lo más complicado es que en el lado nacional no hay ni siquiera un borrador de cómo llevar adelante las conversaciones. Lula lleva todas las de ganar para mantener la hegemonía de su país en la zona, que ya comenzó cuando invadieron los Saltos del Guiará, luego continuó con administración unilateral de la Binacional, y que seguirá luego del 2023, al menos que exista una reacción madura y firme de Paraguay.


Brasil es un país vecino con el cual estamos destinados a convivir. Tenemos una historia de idas y vueltas, siendo la más grave el liderazgo que tuvo en la Guerra de la Triple Alianza y toda la secuelas que eso produjo a la Nación guaraní. Hoy que existe la posibilidad del equilibrio en el tema enérgico, ya sacó varios pasos adelante sabiendo que al pagarse toda la deuda y renegociarse el Tratado, no puede perder que su sector industrial quede sin la energía, donde el 50 por ciento es de Paraguay.


Es mejor presumir, o preguntar si cabe la expresión, que caer luego sobre mojado. Desde La Tribuna vemos que Brasil no está en condiciones de permitir que Paraguay use todo el 50 por ciento de su energía o que el excedente pueda vender a otros a precio de mercado. Lula está presionado por sus empresas nacionales, eso por un lado, y por otro lado, ya manejó una situación casi similar cuando triplicó la remesa bajo el gobierno de Lugo. Es astuto y hábil en ese juego de seducir para quedarse con toda la torta.

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Otra jugada que prepara Brasil, además de ofrecer una mayor remesa de dinero como presunta compensación para mantener las cosas como están, es hacer pagar a Itaipú, o a Paraguay si quieren decirlo con claridad, la construcción de dos puentes. Uno en Carmelo Peralta – Puerto Murtinho- y otro en Pte. Franco, Foz de Iguazú. El Gobierno actual hizo mucho alharaca al respecto, aunque mayormente el beneficio será del vecino, pues por ambos puentes correrán rápida la producción de granos local, que luego Brasil lo venderá más caro al mercado mundial.


Además, esto se verá en corto tiempo, es probable que Itaipú, para cumplir con el pago de los dos puentes, va a tener que inflar los gastos de explotación de la energía. Es decir, de ahí se sacará el dinero para cubrir las deudas por la construcción de los dos puentes. O en todo caso, Brasil hábilmente hará entender que se hará responsable en parte del compromiso financiero a cambio de la energía paraguaya que deberá seguir sirviendo a las industrias brasileñas.


Son bienvenidas, siempre, las construcciones de integración. Solo buscamos la reflexión en el sentido que ambos proyectos fueron encarados desde la perspectiva de los intereses del Brasil. En el caso del Puente de la Integración, el proyecto se hizo en Brasilia y se adjudicó exclusivamente a empresas brasileñas. El puente Bioceánico, lo hace un consorcio de empresas brasileñas y paraguayas.


Los lectores que siguen nuestra línea Editorial se irán percatando que Brasil, antes de renegociar el Tratado, nuevamente, ya puso la soga al cuello al Paraguay: Primero con el Plan A de ofertar más dinero a cambio del statu quo, segundo con el Plan B, con las deudas por la construcción de los puentes. Ya sabremos en días más si hay algún Plan C para que nada cambie. Lo peor es que lo hace con la obsecuencia y complacencia del Gobierno actual.