Piden al nuevo Gobierno respetar acuerdos económicos y apuntar al grado de inversión

Respetar los acuerdos económicos para seguir manteniendo la previsibilidad del país y apuntar al grado de inversión deben marcar el rumbo del Gobierno de Santiago Peña, para que Paraguay tenga un promedio de crecimiento económico de 3,5 % y pueda llegar inclusive al 4,5 %.

Durante Perspectivas Dende 2023, que contó con la participación del exministro de Hacienda, César Barreto Otazú, el politólogo José Tomás Sánchez, la analista política Estela Ruiz Díaz, bajo la moderación de Alberto Acosta Garbarino, titular de Dende, los panelistas coincidieron en señalar que hay más dudas que certezas de lo que pasará en los próximos cinco años.

Crecimiento económico

César Barreto indicó que el crecimiento económico promedio de los próximos cinco años estaría en torno al 3,5 %, manteniendo las políticas de los últimos 15 años, con una gestión macroeconómica muy equilibrada, y el manejo de la política fiscal y monetaria muy ordenados, además de continuar respetando el tope déficit fiscal de 1,5 % del PIB establecido en la Ley de Responsabilidad Fiscal. En un entorno más favorable, podría llegar a un promedio de 4,5 % de crecimiento como máximo.

«Lo único que me preocupa es que pareciera ser que la deuda es la única variable disponible para hacer que esto pueda ocurrir y eso me preocupa, porque nos puede llevar a un ciclo político económico muy complicado que no hemos tenido en los últimos 20 años. Hemos eliminado en gran parte ese ciclo político económico que implica que los Gobiernos inflan la economía a través de la deuda y eso va a llevar en algún momento a que alguien tenga que corregir eso, pero el problema es quién va a ser el político que va a hacer el desinflaje, nadie quiere desinflar», expresó.

El mejor periodo económico del país, que fue entre 2004 y 2014, mantuvo un crecimiento de 4,6 %, mientras que entre 2015 y 2022 fue de 2,3 %.

El exministro criticó que el gobierno de Mario Abdo Benítez haya aplicado un plan de convergencia a la Ley de Responsabilidad Fiscal equivocado, ya que debería haber sido el año 2022 como máximo. Agregó que al pasarlo a otro Gobierno, la convergencia será más larga. «Me preocupa que con muchas dificultades, en 2003 alcanzamos un acuerdo mínimo sobre algunas políticas económicas que se plasmó en dos cosas: el Banco Central que prácticamente se independizó en estos 20 años de la política; y la aprobación de una ley de Responsabilidad Fiscal, que pone un límite al ritmo de crecimiento de la deuda, que es estabilizante», afirmó.

Dijo que acuerdos como la aprobación de la Ley de Responsabilidad Fiscal solo tienen credibilidad sin son respetados por distintos gobiernos. Insistió en que si no se cumple el plan de convergencia y se baja el déficit fiscal al 1,5 % del PIB el próximo año, la Ley de Responsabilidad Fiscal pierde credibilidad y ya no sirve como instrumento de coordinación, expectativa y previsibilidad para los agentes económicos privados.

Agregó que el Gobierno saliente hubiese priorizado el grado de inversión, porque crecer 4,5 % es mucho más sano si se aumenta la inversión extranjera directa al en 2,5 % del PIB, sin incrementar la deuda pública. «Yo hubiera priorizado respetar a rajatabla cumplir la Ley de Responsabilidad Fiscal, sé que eso tiene costo, pero eso va a posicionar en una situación distinta desde el punto de vista de la inversión que hace falta en el país, que no se va a resolver con deuda pública», apuntó.

Finalmente se mostró esperanzado de que el nuevo Gobierno no entre a romper consensos muy básicos alcanzados en el manejo económico del país en los últimos 20 años, porque si mantienen los consensos va a ser un gran aporte a la evolución del país a mediano y largo plazos.

Copamiento y poder tricéfalo

En el ámbito político, tanto José Tomás Sánchez como Estela Ruíz Díaz coincidieron en que la mayoría parlamentaria obtenida por el Partido Colorado en las últimas elecciones plantea un riesgo de copamiento.

El politólogo señaló que mientras el Partido Colorado se fortaleció de manera sin precedentes en los comicios de abril pasado, el Partido Liberal quedó debilitado y muy dividido. Además, mencionó que el tercer sector fue ocupado por el movimiento liderado por Paraguayo Cubas, que se presenta como antisistema, volátil y basado en liderazgos muy personalistas.

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Situación regional complicada

Entretanto, Alberto Acosta Garbarino dijo que este es un año muy especial que se divide en tres partes: la primera hasta abril, marcado por las elecciones; de abril a agosto, que abarca un periodo de transición con muchas incertidumbres; y desde agosto cuando asume el nuevo Gobierno. «Este Gobierno va a asumir en una situación muy diferente a la que asumieron los gobiernos anteriores, con entornos mundial y regional diferentes (….) Va a tener un entorno internacional complicado, porque nuestros dos grandes vecinos, Argentina y Brasil, están con problemas», expresó.

Comentó que el proceso de desglobalización que se tiene actualmente, donde la producción se concentra ahora cerca de los centros de consumo, tiene su impacto en la economía, sumado al Covid19, a la guerra Ucrania-Rusia, a las turbulencias bancarias en Estados Unidos, crean un cóctel bastante complicado.

Insistió en que Paraguay necesita reformas importantes, como del Estado, del servicio civil, educación y salud, lo cual requiere de un gobierno que tenga poder, pero en democracia.

Perspectivas 2023

De acuerdo con la estimación de Dende, el crecimiento económico previsto para el cierre de este año sería de 5 %, menor al 6 % previsto a inicios de este año, una inflación del 5 % y el tipo de cambio del dólar entre G. 7.250 y G. 7.350.