En el Día del Periodista, reconozcamos que la propaganda no es periodismo

Las elecciones presidenciales del próximo 30 de abril colocaron a la prensa en una situación especial como nunca antes se había vivido, por su manera tan sistemática en que se produjeron. Hablamos del uso de las portadas y titulares de los principales holdings, con el apoyo de sus repetidoras, para hacer casi loas a un sector o denostar contra el eventual adversario, hechos que concluyeron golpeando la credibilidad de los medios.

En los archivos hay innumerables acontecimientos que confirman la actitud hasta mezquina de algunas empresas periodísticas, cuyo despropósito manoseó el noble oficio de informar. El daño se propició, principalmente, en los títulos de las portadas y, en algunos casos, acompañados por materiales de apoyo ubicados en el espacio periodístico más visible o más visitado.

Ese idealismo en sus inicios de la prensa, por la veracidad y lo ecuánime, quedó deteriorado por la actitud de algunos medios, que cayeron en el error de pretender mezclar adrede propaganda con información, todo en el afán de influir en los votantes. Un doble error, pues, por un lado, difícilmente lo puedan lograr en la era de las redes sociales y, por otro lado, deterioran la credibilidad de una profesión como el periodismo, que precisa justamente de crédito, respeto y valoración.

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El daño está consumado y la corrección pasa por asumir los errores y hacer el esfuerzo para el recupero de la prensa sana en sus intenciones y que privilegie el interés general sobre los objetivos personales y de clanes. Pese al mal momento, todo es posible aún subsanar, si existe la voluntad real para enderezar las cosas.

Este 26 de abril, Día del Periodista, es bueno tomar el tiempo necesario para reflexionar y razonar para entender que la propaganda no es periodismo. Hoy habrá mucho discurso, felicitaciones por aquí y por allá, habrá la merecida reivindicación a la libertad de prensa y a la libre expresión, pero en medio de todo es perentorio saber que el periodismo no tiene nada que ver con la propaganda.