Que una reconocida calificadora destaque ante las miradas del mundo el sostenido crecimiento económico, la disciplina fiscal, el fortalecimiento institucional y la baja vulnerabilidad externa, es motivo suficiente para afirmar que ese país transita por un buen camino en términos financieros: tiene un andar seguro y un porvenir alentador.
Hablamos de Moody’s, que, en un ambiente polarizado sobre el manejo de los asuntos públicos, reafirma la calificación soberana de Paraguay en “Baa3” y mantiene la perspectiva estable. En una sociedad global donde se valora lo creíble en la imagen de un país, puntuaciones como la mencionada son consideradas evaluaciones objetivas de la solvencia de emisores de deuda, como gobiernos y empresas.
Además de los puntos favorables para la nación guaraní, corresponde observar como un error aquellas voces que intentan sacar ventajas con discursos alarmistas que, lejos de aportar, terminan dañando al país. Precisamente, las calificaciones externas son tomadas por los inversores como válidas para medir el riesgo crediticio de sus capitales, y les orientan sobre qué y cómo actuar al momento de comprar o vender bonos.
Internamente, existe un engaño cuando, por posiciones sectarias, fanatizadas y casi enfermizas, se pretende instalar una imagen que no refleja la percepción de la sociedad global, la cual se rige por sus propios parámetros de conocimiento. Una de esas referencias son las calificaciones utilizadas por instituciones financieras, reguladores y demás actores del mercado para fines diversos, como la gestión de riesgos y la estabilidad del sistema financiero.
Sin ánimo de juzgar las condenas ni los aplausos mediáticos —que van de un extremo a otro—, la nueva postura de Moody’s sobre Paraguay proporciona un análisis conciso, mesurado, estadístico y objetivo. Dicha medición servirá mucho más al inversor que aquellos gritos desaforados en campañas de prensa, que terminan en contradicción y descrédito frente a una valoración externa experta.
Además del mensaje (la nueva calificación), es relevante destacar que el mensajero (Moody’s) es reconocido como un portavoz independiente y objetivo, lo cual genera confianza en los nichos especializados. Eso es lo más importante, y lo es aún más en un contexto donde, en Paraguay, parece instalarse una suerte de campaña orientada a producir caos o incertidumbre económica.
Amigos lectores de La Tribuna, la nueva calificación de Moody’s está diciendo: Paraguay está sólido. Por tanto, nosotros, como ciudadanía, no debemos caer en el juego de quienes planean, dirigen o forman parte del terrorismo financiero.