El lanzamiento del programa educativo que combina el fútbol y la robótica en Paraguay, generó un comprensible entusiasmo. Llevar tecnología a las aulas es sin duda un gran avance, en especial, cuando se vincula a nuestra pasión nacional.
Unos 200 kits de robótica y capacitaciones a docentes generan una oportunidad valiosa para que muchos jóvenes descubran los nuevos desafíos para el futuro.
Mientras celebramos esta iniciativa con esfuerzo internacional que lanza la FIFA, con la APF y el Mec, no podemos ignorar muchos elementos que también son importantes para poner en marcha este proyecto, que beneficiaría a unos 30.000 estudiantes.
Según reportes del MEC, el 85% de las escuelas públicas carecen de laboratorios tecnológicos básicos, eso incluiría falta de infraestructura y computadoras por alumno. En cuanto a docentes, menciona que solo se cuenta con 1 profesor con cada 50 alumnos, en un aula. A todo esto, se suma la falta de mantenimiento en proyectos tecnológicos educativos.
Físicamente, hay numerosas canchas en los barrios y escuelas, pero faltan porterías o iluminación adecuada para ejercitarse sin inconvenientes, según la Secretaría Nacional de Deportes, en un estudio reciente.
El verdadero reto de este proyecto sería convertirlo en una política sostenible, ya que la idea de aplicar robótica al fútbol será la chispa perfecta para motivar a los niños y jóvenes, pero es necesario ampliar estos programas más allá de las escuelas seleccionadas, asegurar los mantenimientos y actualización de los equipos, y complementarlos con mejoras en infraestructura deportiva básica.
Paraguay tiene la oportunidad de demostrar que puede ir más allá del evento mediático. Con planificación y compromiso real, este proyecto podría ser el primer paso hacia una revolución educativa que combine nuestra tradición futbolera con las habilidades del futuro.