Los maquillados informes del BCP y las realidades dolorosas de las familias

Miles de familias paraguayas no han logrado recuperarse de los embates provocados por la pandemia de Covid-19. Muchas quedaron con deudas contraídas para salvar la vida de sus seres queridos, mientras que otros perdieron su trabajo y sobreviven tratando de encontrar alguna forma de emprendimiento, venta de comida o cualquier otra actividad que signifique seguir batallando día a día.

Por lo tanto, resulta ofensivo que el Banco Central del Paraguay y la Secretaría de Defensa del Consumidor (SEDECO) publiquen informes maquillados sobre el comportamiento de la inflación y los precios de los productos básicos.

El BCP ha informado que la inflación de abril fue del 0,4%, según datos recopilados por el banco, que supuestamente es mucho menor que la tasa observada en abril del año pasado, que fue del 1,5%.

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Los números macroeconómicos pueden ser muy alentadores, especialmente cuando se maquillan para pintar una realidad inexistente. Se sabe que en el cálculo del índice de inflación del BCP se incluyen productos que no son de consumo diario, lo que hace que en promedio el índice de inflación aparezca mucho menor.

Sin embargo, esto no refleja la experiencia de las familias a la hora de poner un plato de comida en la mesa, ya que la mayor carga de la escalada de precios se da precisamente en los productos alimenticios. El BCP reconoce esto de manera disimulada al señalar que “el resultado inflacionario del mes está explicado, principalmente, por el aumento de los precios de los alimentos”. Si aún con los maquillajes, reconocen que comer en Paraguay cada vez cuesta más caro para las familias, ¿cómo será realmente el impacto en el bolsillo de los contribuyentes?

El presidente electo, Santiago Peña, es consciente de esta realidad y afirmó que los números macroeconómicos tienen que reflejarse en el mejoramiento de las condiciones de vida de los paraguayos. Es un aspecto muy interesante, que ojalá como economista encuentre los mecanismos para cambiar el actual estado de cosas, que están agobiando a la población.

En ese sentido, tanto el actual gobierno como el gobierno que asumirá en agosto, deben prestar mucha atención a las necesidades de la gente. Si no se cuida este detalle, se está generando el terreno adecuado para que los populistas y anarquistas capitalicen el desencanto y el resentimiento de la gente para generar violencia. Desafortunadamente, ese tipo de reacciones no se pueden frenar con informes maquillados.