El senador Ignacio Iramain del Partido Encuentro Nacional, reconoció que el país no está preparado para la reducción de las horas laborales.
En una entrevista ofrecida a medios de prensa, tras la audiencia pública convocada para recoger opiniones sobre el proyecto que busca disminuir las horas de trabajo, el legislador sostuvo que la resistencia será firme, especialmente desde los sectores empresariales, quienes ven con preocupación una medida que consideran poco viable en las actuales condiciones del país.
Al reducir horas laborales, aumentará la calidad de vida
Iramain admitió que la idea en el proyecto de Ley, tiene una motivación legítima: mejorar la calidad de vida de los trabajadores, tal como ya lo han hecho muchas naciones del mundo, incluso dentro de América Latina.
Sin embargo, destacó que un cambio de esa magnitud no puede implementarse de forma inmediata.
«No es un cambio de un día para otro», sostuvo, al tiempo de señalar que la discusión apenas comienza y necesita maduración.
Durante su intervención, el senador subrayó que la aparición de nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, obligará a replantear las condiciones laborales, y en ese contexto la jornada reducida aparece como una alternativa inevitable a futuro.
“Tenemos que empezar a analizar este tipo de situaciones, ya que se nos viene también la inteligencia artificial y eso va a significar un cambio en las condiciones laborales”, afirmó.
Para Iramain, la jornada reducida no debe verse como una amenaza, sino como una oportunidad para reorganizar la vida laboral y familiar en el país.
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Productividad, educación y desafíos estructurales
El proyecto, impulsado con el lema “menos horas laborales, pero mayor productividad”, fue también abordado desde una mirada crítica.
Iramain advirtió que la productividad paraguaya es una de las más bajas de América Latina y del mundo, y que para alcanzar un resultado exitoso en este tipo de iniciativas, es necesario fortalecer la educación y promover la innovación tecnológica. Afirmó que “se hace muy difícil hacer un cambio de esta naturaleza” en un contexto de bajo rendimiento estructural.
El legislador manifestó además que no cree que sus colegas en el Congreso aprueben el proyecto en esta etapa, aunque no descartó que la conversación continúe.
«Hay muchas dificultades para hacerlo ya, pero necesitamos analizar, necesitamos conversar, discutir y poder hacer la transformación de manera progresiva», indicó. La posibilidad de un cambio paulatino es, para él, la vía más realista.
La opinión pública como eje del debate
Consultado sobre si considera conveniente la propuesta, Iramain fue enfático: “Todo lo que sea mejorar la calidad de vida de la gente es conveniente”.
Explicó que el respaldo o no al proyecto dependerá del análisis técnico y social, y que por ello la realización de audiencias públicas es fundamental para conocer lo que piensan los distintos sectores.
“Tenemos que ver justamente y analizar lo que opina la gente”, insistió, reiterando que la postura final debe nacer de un consenso plural.
Según el senador, en los países que ya implementaron la medida, los resultados fueron evidentes: mayor bienestar y mejores condiciones de vida.
Pero advirtió que Paraguay aún enfrenta barreras severas, como la pobreza, el déficit estructural y la corrupción, que impiden adoptar con celeridad políticas similares.
A pesar de ese diagnóstico crítico, Iramain dejó abierta la posibilidad de avanzar hacia la reducción horaria como una meta de largo plazo. “Eso no quiere decir que esto no sea una solución positiva para la gente”, concluyó.
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