Una democracia que sólo tiene el ritual de las votaciones

En pocos días más, tanto la Concertación opositora como el Partido Colorado en el gobierno sabrán quiénes serán sus candidatos a la Presidencia de la República. Mirando los archivos y escuchando las grabaciones, se puede afirmar que sus electorados irán a votar sin tener presentes propuestas seguras que puedan garantizar y mejorar la calidad de vida de la mayoría ciudadana.

En el partido que está en el Gobierno, ese cuento de la diferencia entre uno y otro que se enfrenten en las internas ya a pocos convencen. Posiblemente ni a sus mismos seguidores. La pugna, más bien, es una pelea por el poder entre el actual y el anterior presidente. Mirando en el horizonte y ya sumando en total los diez años de Gobierno colorado comando por ambos, hay poco beneficio en suma a favor de la ciudadanía.


En la Concertación se tiene a un Alegre que se ocultó en el silencio por pedido de sus asesores. Así evita poner en tapete que sólo sabe agredir y que tiene pocas ideas. Fleitas, finalmente, no logró prender como candidato y todo parece indicar que dejó de ser opción de triunfo. Por su lado, Burt trata de sumar adeptos mostrándose como el verdadero liberal en medio de una mezcla de diosa y pantera que rodea al Partido Liberal Radical Auténtico.

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Fuera de la concertación, hay que esperar que terminen las internas para observar mejor que ofrecen Euclides, Chilavert, Payo, entre otros, que juegan sus propios partidos por andarivel paralelo. Ellos mostraran lo que tienen, posiblemente, al concluir las primarias que disputan éste domingo en el interior de la Concertación y de la Asociación Nacional Republicana (ANR).


Los que estarán de parabienes éste domingo son los llamados operadores. Ellos quedaran con algún remanente del dinero que correrá en el llamado Día D. Harán el trabajo de siempre para confirmar una rutina que es parte del círculo vicioso y que revela que la democracia en Paraguay no pasa de ser un ritual de cada tanto, donde se convocan a elecciones en una democracia, cada vez, más hueca en contenidos y conveniencia para la gente.