El Paraguay ha sido testigo de una historia marcada por el desaprovechamiento de sus recursos, una triste narrativa de oportunidades perdidas que podrían haber impulsado el desarrollo y mejorado la calidad de vida de sus habitantes. La falta de visión de nuestros dirigentes, la corrupción arraigada y la ausencia de una planificación a largo plazo han sido los principales culpables de este estancamiento. Uno de los ejemplos más elocuentes de esta realidad es la hidroeléctrica de Itaipú, cuya energía ha sido mayormente utilizada para el beneficio de Brasil durante más de cinco décadas.

Hoy nos encontramos en un momento crucial de nuestra historia, con una oportunidad dorada frente a nosotros. La posible revisión del anexo C abre las puertas para que, por primera vez en medio siglo, Paraguay pueda reclamar el 50% de la energía generada por Itaipú, un derecho que le fue vedado por demasiado tiempo. Este cambio de paradigma nos coloca en una posición privilegiada para aprovechar nuestra energía en la generación de riqueza y desarrollo interno.

Una de las vías más prometedoras para capitalizar este potencial energético es la minería de criptomonedas, una actividad que, si se lleva a cabo de manera adecuada, puede traer consigo una serie de beneficios para nuestro país. Según el ministro de Industria y Comercio, la minería de Bitcoin en Paraguay tiene el potencial de ser una fuente enorme de ingresos, especialmente en un momento en el que el valor de esta criptomoneda ha alcanzado máximos históricos.

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Sin embargo, no podemos ignorar la realidad actual. La proliferación de la minería ilegal de criptomonedas está generando un caos en nuestro país. Más de 4.000 equipos mineros han sido decomisados en lo que va del año, la mayoría ingresando de contrabando y sustrayendo energía de manera ilegal de la Ande. Esta actividad clandestina no solo representa una competencia desleal para aquellos mineros que operan dentro de la legalidad, sino que también supone un grave problema para la estabilidad energética y el medio ambiente.

Es evidente que se necesita una acción decidida por parte del gobierno para enfrentar esta situación. La reciente decisión de perseguir y castigar la minería ilegal es un paso en la dirección correcta, pero debe ir acompañada de políticas integrales que fomenten la regulación y el control efectivo de esta industria. Es esencial establecer un marco legal claro que garantice el cumplimiento de normativas ambientales y de consumo eléctrico, así como la protección de los derechos de los trabajadores involucrados en esta actividad.

Además, es absolutamente imperativo que aprovechemos esta oportunidad para promover la formación de jóvenes técnicos y expertos en el campo de las criptomonedas y la tecnología blockchain. Paraguay cuenta con el potencial humano necesario para convertirse en un centro de excelencia en esta área, atrayendo inversiones y generando empleo en un sector de rápido crecimiento a nivel mundial.

Es momento de dejar de lado las nimiedades cotidianas de nuestra politiquería y mirar hacia el futuro con optimismo y determinación. Paraguay tiene todos los ingredientes para convertirse en un líder regional en el campo de las criptomonedas, aprovechando de manera responsable nuestros recursos energéticos para impulsar el desarrollo económico y social. Se trata solo de aprovechar las oportunidades y no lamentar dentro de 50 años, que hemos dejado pasar el tren de la historia y el progreso de la nación.