Encuentro Nacional busca matar al mensajero, sin analizar el mensaje

La Alianza Encuentro Nacional expulsó al candidato a diputado, Diego Oliver. Fue por lanzar una propuesta de eliminar instituciones creadas sólo para el despilfarro y no cumplen sus funciones. Entre ellas, el Ministerio de la Mujer, Ministerio de la Niñez y el INDI. Quienes castigaron alegaron la disciplina partidaria, pero donde no tuvieron en cuenta la legítima defensa, y donde -además. el sancionado fue violentado, a su vez, en su derecho constitucional a la libre expresión.

La reacción inmediata de la expulsión fue llamativa en un país como el Paraguay, donde otros partidos conviven en una pluralidad de voces interna de manera natural. Encima que el expulsado tocó una realidad: Las instituciones que no cumplen sus funciones. Incluso, para algunos, se quedó corto. Lo más sensato hubiera sido tomar en cuenta el mensaje lanzado y no pretender acallar de un escopetazo al mensajero. Pues sus dichos, desde una visión más incluyente, hasta podría servir para observar serenamente la razón de ser de las instituciones cuestionadas.

La Alianza Encuentro Nacional, sin embargo, actuó como si fuera el Partido Comunista de China. Ojalá que la disciplina partidaria que reivindica el Encuentro Nacional no sea igual a la que defiende Xi Jinping, donde primero está el partido (es decir, la cúpula partidaria) y luego el pueblo de China Continental. Obviamente, en Pekín no hay permiso para el disenso. Menos en criticar al Partido, o sea, la elite posicionada en la estructura partidaria.
  
Este caso citado es el tercero que se suma, en menos de una semana, donde la libertad de expresión, la pluralidad de ideas y planes de Gobierno se vieron afectadas. Primero fue con un candidato a senador (Esposo de una candidata a Vicepresidenta), quien pidió prohibir la libertad de un medio de prensa. Luego vino el debate presidencial suspendido por los organizadores por no aceptar más de dos exponentes, y ahora la expulsión de un candidato por ideas diferentes con su grupo de alianza electoral.

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Los tres puntos mencionados, creemos, que no tienen vínculos unos con otros. Sin embargo, desde La Tribuna dejamos en claro que más que nunca Paraguay precisa comprender que la libertad de pensamiento está sobre las ideologías partidarias. Hay que discernir que la disciplina partidaria no puede coartar el pensamiento que busca eficiencia en las instituciones públicas. De lo contrario, guste o no, con conocimiento o ignorancia, se mata el disenso, se liquida el debate, anula la pluralidad y se menoscaba el tan cacareado el derecho a la diferencia.