El necesario golpe de timón en IPS

Un asegurado del Instituto de Previsión Social, de San Antonio, falleció en los pasillos del hospital de dicha ciudad por falta de ambulancia y una cama de Terapia Intensiva. En efecto, el paciente, Felipe Nery Cabral, de 75 años, ingresó a las 8:00 de la mañana y falleció a las 21:00 del pasado sábado. Debía ser trasladado a otra unidad para estudios especializados, pero no había ambulancia. Lo dejaron ahí, hasta que perdió la vida, a pesar de que aportó durante más de 30 años a la institución, según el relato de la hija.

Es un solo caso, pero refleja el drama diario de los asegurados del IPS. La carencias de medicamentos, el pésimo servicio y las presuntas negligencias médicas son los constantes padecimientos que soportan pacientes y familiares en los hospitales de la institución.

No es ninguna novedad para los asegurados, de que a pesar de que la institución realiza constantes multimillonarias adjudicaciones de medicamentos, a la hora de necesitar deben necesariamente apelar a sus bolsillos, porque la necesidad apremia y en la farmacia del IPS “no hay”.

Lo vergonzoso y lamentable de todo esto, es que este tipo de quejas se arrastran desde hace décadas, sin que hasta ahora ningún gobierno haya decidido “tomar el toro por las astas” y sanear la institución copada por la corrupción y la ineficiencia.

El Instituto de Previsión Social requiere urgentes reformas estructurales. En algún momento, los administradores públicos deben tomar con la debida seriedad esta situación para terminar con el calvario de los asegurados de la falta de medicamentos, de médicos especialistas y sobre todo la carencia de una atención eficiente y oportuna, que puede significar la vida de un asegurado.

Es evidente que al gobierno que va terminando sus funciones ya no se le puede pedir ni exigir nada. En cinco años estuvo conviviendo con la corrupción y la ineptitud de la actual administración del IPS. En todo ese tiempo no se realizó el golpe de timón necesario, para mejorar el servicio.

Ahora solamente ya resta esperar que el próximo gobierno que asuma en agosto, adopte medidas de fondo para poner fin al padecimiento de los asegurados, y sobre todo a los manejos financieros turbios de una institución que administra el dinero y la salud de los trabajadores.