Una sociedad sin libertad de expresión y sin libertad de prensa está condenada a vivir bajo el yugo del poder totalitario que acecha y busca permanentemente oprimir a las personas y a las naciones. En el Día Mundial de la Libertad de Prensa, hoy 3 de mayo, la UNESCO habla de que la libertad de expresión es esencial para todos los demás derechos humanos, y por eso, defenderla y promoverla es trascendental para moldear el futuro de la humanidad.

En Paraguay, las conquistas históricas en materia de libertades con el advenimiento de la democracia hace tres décadas, hoy están enfrentando retos que las ponen en riesgo. Principalmente, hay amenazas crecientes contra la libertad de expresión de la mano de sectores que, aunque enarbolan banderas de pseudoprogresismo, resucitan actitudes y propuestas liberticidas, planteando censuras contra todo aquello que contradiga sus intereses e ideologías. Se reivindica la censura y la cultura de la cancelación sin escrúpulos, sin empacho, y sin considerar que ello hiere profundamente el corazón de una sociedad democrática, donde la libertad de expresar y fluir ideas es fundamental.

Los medios de comunicación, el periodismo, los periodistas, tienen un papel central en la vigencia de la libertad de expresión y el derecho a la información. A nivel global, y también en nuestro país, hay una contaminación creciente, una desviación en la verdadera misión que involucra a medios y periodistas.

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Hoy, la prensa y el periodismo están en crisis porque muchos medios y periodistas confunden, adrede, propaganda con periodismo. Se privilegia la propaganda política o ideológica por encima de la verdad, de la noticia, de la información cierta y contrastada. Es la abdicación de la verdadera misión del periodismo bajo la perversa adscripción de la manipulación mediática, la desinformación planificada, el engaño bajo el disfraz de prensa.

El proceso electoral reciente en Paraguay desnudó impúdicamente este virus extendido a gran parte del sistema mediático local, y permitió ver cuánto cinismo y perversión pueden sustentar tal realidad.

“Los cínicos no sirven para este oficio”, decía sobre el periodismo el gran maestro periodista Ryszard Kapuscinski. Buena observación. Lamentablemente, los cínicos que hoy invaden la dirección y redacción de medios están desplazando al periodismo y lo sustituyen por una militancia inescrupulosa que nada tiene que ver con periodismo, aunque digan que se trate de eso.

En el Día Mundial de la Libertad, la esperanza está puesta en que aún haya medios y periodistas que reivindiquen, ejerzan y promuevan el periodismo de calidad, libre, independiente y profundamente ético, como realmente lo necesita la sociedad. Que la prensa y el periodismo serio y altamente profesional prevalezcan para servir a la gente, a la democracia