Radares para la corrupción

La Patrulla Caminera inició esta semana controles en la zona del Cerro Caacupé, compañía Pedrozo de Ypacaraí. Según el reporte, los oficiales efectuarán controles de velocidad con radares e inclusive pruebas de alcotest a los conductores.

Se sabe que los retenes de la Patrulla Caminera son absolutamente inservibles. Cuando a fin de año anuncian controles, ya se los conoce en la jerga popular como “operativo Pan Dulce”. La fama de corrupta y coimera de esta institución, es algo que nunca preocupó a sus jefes ni a los ministros de Obras Públicas, a cuyo cargo se encuentra la repartición.

Nunca ninguna administración se preocupó de sanear la institución ni transparentar sus manejos. Sería interesante por ejemplo conocer mensualmente, ¿cuánto es la recaudación en concepto de multas que percibe la Patrulla Caminera?

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En diciembre de 2022, el senador Martín Arévalo, presentó ante la fiscalía, una denuncia innominada, para que se inicie una investigación del esquema de corrupción que opera en la Patrulla Caminera, donde según la denuncia, los oficiales están obligados a rendir una cierta suma semanal a los jefes.

“Los propios funcionarios de la Patrulla me acercaron las denuncias, afirmando que, por cada dependencia, que suman 14 en todo el país, los trabajadores están obligados a recaudar G. 18 millones por día, lo cual sumaría semanalmente alrededor de G. 250 millones y G. 1.100 millones mensuales que dejan de ingresar a las arcas del Estado, porque se tranza la multa con el ciudadano, cuando la misma debería llegar en realidad a la Policía Caminera”, declaró el senador Arévalo al momento de presentar la denuncia.

¿Motivó esto una reacción de los responsables de la institución y del mismo MOPC? Una vez más se aplicó la efectiva ley del ñembotavy, y la denuncia quedó dormida.

La cuestión del tránsito en el país no forma parte de la preocupación de las autoridades, ni de los ciudadanos. Las municipalidades expiden licencias de conducir a personas que ni siquiera saben manejar. El desconocimiento de las más elementales normas de tránsito se vive a diario en las rutas y calles de nuestras ciudades y esta irresponsabilidad colectiva, solo llama la atención cuando se cobra una o varias vidas.

Entonces, se realizan controles, se hacen declaraciones públicas, pero nadie toma la iniciativa de sanear las instituciones responsables, combatiendo la corrupción, que es la principal causa del desorden y de las muertes en las rutas.

A estas alturas, ya sabemos que el gobierno que está de salida no hizo nada para mejorar la educación vial y sanear las instituciones corruptas. Ahora solo resta esperar que el próximo gobierno priorice la vida y comience con una barrida general en las instituciones encargadas de la seguridad en el tránsito. No se puede seguir permitiendo que la corrupción sea la causante de la muerte de compatriotas.