Ser o no ser, esa es la cuestión

Por Juan Carlos A. Moreno Luces

Es la primera frase del soliloquio del personaje Hamlet de la obra de teatro Hamlet, príncipe de Dinamarca escrita alrededor del año 1.603 por el dramaturgo inglés William Shakespeare (1564-1616).
Esta frase escenifica la pregunta esencial del ser humano, frente a la angustia que produce la realidad y la voluntad de hacer bien las cosas.

Las nominaciones de los nuevos integrantes del futuro Gabinete Ministerial, del Presidente Santiago Peña, genera de por sí un sinnúmero de interrogantes en el imaginario colectivo. Todavía no arranca la carrera y ya se nota la inconformidad de algunos referentes de la prensa. Los argumentos son diferentes, pero en la mayoría de los casos se basan en suposiciones sobre el modelo que llevarían adelante desde sus carteras.

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Si bien levantar hipótesis a futuro es una estrategia válida del periodismo anticipativo, la misma requiere sensatez y por sobre todo madurez analítica. Es irresponsable anticipar escenarios altamente negativos por un sólo hecho. La toxicidad genera malestar.

El sentimiento colectivo transita por lo general a mantener la esperanza, rechazando enfáticamente el periodismo pesimista.
Si sembramos pensamientos políticamente destructivos, tendremos una cosecha nefasta socialmente.

El tiempo es perfecto y ya llegará el momento para evaluar aciertos y desaciertos; sin olvidar que el Señor Presidente debuta como DT de una nueva selección y obviamente para mejorar el rendimiento, iría haciendo cambios. Es extremadamente difícil acertar en todo. Esta enseñanza se aplica en todos los ámbitos de la vida y más aún, en el difícil arte de gobernar.

Amigos; seamos benevolentes con los new players, quienes tratarán de llevar adelante con responsabilidad nuestra patria. Y también, implacables con quienes se aparten de ello. Soñar no es malo. Pero anticipar pesadillas, genera frustración. Dejemos correr el río con pensamientos positivos y con los recaudos necesarios. No existe magia, ni alquimista.

Pero si todos ponemos un poquito de fe en qué las cosas puedan mejorar, tal vez eso permita ayudar a erradicar el escepticismo de muchos.
La realidad objetiva nos obliga a proponer un pensamiento positivo y firme, alejado de la duda existencial del ‘Ser o no ser’, de Shakespeare.

Confiemos !
Y dejemos que transcurra el tiempo. El pueblo eligió democráticamente y seguirá observando, más allá de las iracundas posiciones distópicas. Finalmente, el paraguayo vive una gran esperanza en el nuevo gobierno, esta actitud positiva de mantenerse, contribuirá a lograr mejores resultados que en los últimos años.