No estaban lejos los sospechosos del asesinato del ex fiscal, Javier Ibarra

La Policía aprehendió este jueves a dos sospechosos del asesinato del fiscal, Javier Ibarra: 1) Óscar Caballero Sahlmann (sentado), que fue su secretario y 2) Leonardo Agustín Ruíz Ortíz, que conducía supuestamente la moto en la cual trasladó a Caballero Shalmann hasta la vivienda de Ibarra. Según la hipótesis de la Policía, Caballero fue el que acabó con la vida de Ibarra con dos disparos de pistola, calibre 22, en la cabeza.

Caballero cuenta con antecedentes por tráfico de armas. Se encontró en su poder el arma que posiblemente era de Ibarra, dada la coincidencia de las características.

La detención se produjo en Zeballos Cue por el crimen ocurrido el 24 de noviembre pasado. Caballero era hombre de confianza de Ibarra. Trabajó con él en un Estudio Jurídico y manejaba la llave de su vivienda.

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La pistola calibre 22 fue remitido al Departamento de Criminalística de la Policía para que realice el cotejo correspondiente con la bala que fue extraída del cuerpo de Ibarra.

«En principio se lo señala a Óscar (como el autor de los disparos). No obstante vamos a estar cotejando la información que tienen los investigadores y lo que ahora se está colectando del allanamiento (en Zeballos Cue). Oscar es el que conocía la casa (de Ibarra), que podía acceder y de acuerdo a la información que tenemos, se bajó de la moto y tuvo una conversación con el doctor», informó el comisario, César Silguero, director de Investigación de Hechos Punibles, en diálogo con Radio Monumental AM.

El cuerpo de Javier Ibarra fue encontrado en la cocina de su vivienda, ubicada en el barrio Villa Universitaria, de San Lorenzo, con dos disparos en la sien en la fecha mencionada más arriba.

Al principio, se sospechó que la empleada, Aída María Villalba, hoy imputada por hurto, había llevado el arma de fuego calibre 22, que presuntamente fue usada para acabar con la vida del ex agente fiscal; pero ahora se encontró en poder de Caballero.

El abogado Avelino Britos afirmó que su cliente “no tocó absolutamente nada” y que el arma de fuego calibre 22, que acabó con la vida de Ibarra, ya no estaba en el sitio. Manifestó que la mujer tapó el cuerpo a pedido de la Policía Nacional, luego de una hora del hallazgo.