Historia de la disputa entre la UE y los agricultores

Este tipo de movilizaciones a gran escala se dan una vez cada cierto tiempo; no hay década en la que el sector primario no se levante… contra Bruselas.

La Unión Europea tiene un problema (o un reto) con las movilizaciones de los agricultores de casi todo el continente, pero no es una horma en el zapato nueva para el bloque comunitario. Viene de lejos, y tiene muchos motivos: descontento social, años de crisis, una Política Agraria Común (PAC) que el sector ve negativa para elloso la negociación de un acuerdo con el Mercosur que deja al campo europeo «en desigualdad de condiciones». En resumen, se dan este tipo de movilizaciones a gran escala una vez cada cierto tiempo; no hay década en la que el sector primario no se levante… contra Bruselas. ¿Por qué?, analiza Emilio Ordiz del diario 20minutos.

Por culpa, dicen, del «tsunami legislativo» que «asfixia» al sector sobre todo durante los últimos cinco años. La presión sobre los agricultores es muy elevada, y los trabajadores la trasladan sobre las instituciones con marchas y manifestaciones. Esto ha provocado la reacción de la Comisión Europea, primero con la apertura de un diálogo para «buscar soluciones», en palabras de la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, y más recientemente con medidas muy concretas que además tienen una clara carga electoral.

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Este martes la Comisión anunció que retira su plan para recortar en un 50% el uso de pesticidas en la UE. Da marcha atrás así a la revisión del marco de la Unión sobre plaguicidas (SUR). «El SUR se ha convertido en un símbolo de polarización. Ha sido rechazado por el Parlamento y tampoco hay avances en el Consejo», resumió Von der Leyen ante el Parlamento Europeo, al considerar que se trata de una medida que «causa polarización». Al mismo tiempo, se ha comprometido a negociar con el campo europeo un nuevo marco regulatorio y a reducir «la carga burocrática».

No a la PAC

Es una de las principales políticas de la Unión Europea. Al igual que la política monetaria, la potestad política de los países en materia de agricultura está cedida por los Estados miembros de la UE a la Comisión Europea, institución encargada de construir directrices y políticas unificadas. Es la política más antigua de la Unión, ya que data de 1962. Los principales objetivos de la PAC es unificar criterios en materia de producción y distribución agrícola, centrando su atención en proporcionar alimentos asequibles, seguros y de alta calidada los consumidores, conservar los recursos naturales y garantizar el nivel de vida de los trabajadores del sector.

El propósito de la PAC es, en definitiva, unificar criterios y estándares en el mercado agrícola europeo para, en un marco teórico, garantizar la seguridad alimentaria, la prosperidad de las zonas rurales y del sector, la sostenibilidad del medioambiente y la regulación de burocracia y precios en Europa y respecto al mercado exterior. Es una de las políticas más importantes que gestiona la UE: aproximadamente un tercio del presupuesto de la UE se destina a la PAC(33 céntimos al día por ciudadano). En el caso concreto de España supone la inyección de 4.875 millones de euros en ayudas directas que las comunidades autónomas conceden a los agricultores que las solicitan (un total de 622.404 de agricultores y ganaderos en 2023, según el Ministerio de Agricultura). Pero esas promesas y esos números no convencen al sector del campo.

Mercosur, otro motivo del levantamiento

Esas críticas son las que se dan hacia dentro, pero tampoco gusta al campo el movimiento previsto hacia fuera, ejemplificado en el eterno acuerdo bloqueado entre la UE y Mercosur, que parece que no saldrá adelante. Francia es el país que más se ha opuesto desde siempre ha ese vínculo y su presidente, Emmanuel Macron, lo volvió a dejar claro en cuanto empezaron las manifestaciones. España, por contra, lidera al grupo de Estados miembros que sí están a favor, pese a que buena parte del colectivo agrícola no lo ve con buenos ojos. «Nos deja en situación de desigualdad», insisten, alegando que «sale más barato traer productos de fuera».

Aunque desde los grupos políticos de izquierda recalcan que «no se pueden sacrificar acuerdos con terceros países» lo cierto es que el acuerdo con Mercosur nació ya herido de muerte, y las negociaciones nunca avanzaron. Ni siquiera hubo desbloqueo el pasado verano, cuando se retomaron las relaciones UE-América Latina con una cumbre que parecía el reinicio de todo y que daba un nuevo escenario al pacto. Y sí, el mayor freno a cualquier acuerdo final es precisamente el descontento del sector primario con dicha alianza.