Baja del petróleo debe derivar en reducción de precios a favor del consumidor

Desde hace semanas el crudo está a US$ 90 dólares. Es una importante baja del precio internacional del petróleo. El hecho debe representar igualmente la reducción del costo del combustible para el ciudadano. El momento de la campaña electoral deja el espacio para la sospecha sobre las posibles razones de dicha contradicción, que termina dañando la economía de la mayoría de la sociedad.

Es correcto asumir que hay una volatilidad en los mercados internacionales. Sin embargo, la baja del petróleo por debajo de US$ 100 viene desde hace días, y ahora está solo a US$ 90. La baja debe tradu­cirse en menores precios de los combustibles en Paraguay. Esto se solicita e incluso genera hoy protestas de camioneros y campesinos, obviamente atendiendo ellos sus propios intereses sectoriales.

A medida que se mantenga la tendencia a la baja, el emblema público y los sectores privados deben tener consideración hacia quienes también son parte del mercado. La baja también tiene que ser ágil así cuando sube el precio del crudo. Un ejercicio que ya debe estar presente dentro de la volatilidad acostumbrada, que se mantendrá en la medida que no haya fin a la guerra entre Ucra­nia y Rusia, que guste o no afecta la cotización del crudo.

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En Paraguay será difícil justificar que la venta de combustible no sea un negocio. De hecho, hay un mercado en aumento de los principales actores de la prestación de este servicio. La compra de emblemas, la presencia de nuevas firmas internacionales y la expansión territorial de marcas nacionales fueron constante en los últimos años.

El mercado paraguayo reúne a más de 2.000 estaciones de servicio. Ciertamente el desarrollo del sector es importante para nuestra economía, pues todas son empresas generadoras de empleo. Empero, entendamos que sólo es de justicia reclamar la baja a favor de los consumidores cuando también hay reducción en el precio del crudo en el mercado mundial.