Hay mucho por hacer, o todo por hacer, en una democracia política que sigue en deuda con el pueblo

Estamos a meses para que concluya el 2022 con un presidente que está dejando el Poder Ejecutivo. Es posible que ya sea muy poco lo que pueda hacer en el tiempo que le resta. Ante dicha realidad, es prudente poner toda la carga de buena energía y hasta de presión para que la nueva gente que estará en el poder en el quinquenio 2023/2028 haga el esfuerzo para dar calidad de vida a la población. Hay mucho por hacer, casi todo, pero es necesario que el trabajo y la economía alcancen a la gran mayoría, y desde allí construir otras áreas que hacen a la vida nacional.

Más que un Presidente, precisamos un estadista que permita al Estado crear las condiciones para las inversiones. Se requiere recuperar toda pujanza en el comercio, industria, agro, construcciones y servicios. Por el lado estatal, las millonarias obras viales, la construcción masiva de casas y los auxilios sociales deben tener absoluta prioridad.

La estabilidad tiene que iniciar su base en la sólida coordinación de acciones entre el Ejecutivo y Legislativo. Ambos estamentos políticos tienen que ser maduros en la sanción y promulgación de leyes a favor de la gente. El Judicial, por su lado, con autonomía y manos libres, debe castigar la corrupción y el crimen organizado.

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Gane el que gane en el 2023 debe tener gobernabilidad. Es hora de construir una política seria y eficiente. El Gobierno que sea debe estar abierto al consenso con la oposición sobre temas que beneficien al pueblo. La agenda debe incluir a todos. Ella implica igualmente el aporte crítico y pro activo de cada partido político, sector empresarial, movimiento social y grupo religioso.

Paraguay está viviendo demasiado tiempo de espacios de libertad, por lo que la democracia debe ser eficiente y útil a la población. La institucionalidad debe ser la columna vertebral de la República. Desde www.latribuna.com.py a somos optimistas y miramos con actitud constructiva el devenir. Creemos en el trabajo responsable de cada ciudadano y actor político y social, dentro del marco constitucional, para hacer ese mejor Paraguay. Por de pronto, haremos la observación severa sobre los distintos grupos que se presentan para dirigir el país en el 2023, pues el Paraguay ya no puede vivir a tientas. Su pueblo merece la excelencia.