La pobreza no se soluciona con promesas, sino con más fuente de trabajo y crecimiento sostenido

Asunción fue epicentro esta semana de la presencia de grupos de familias que exigieron mejores condiciones de vida. El pedido, incluso, contempló la entrega de kits de alimentos. La pobreza sólo se combate con más fuentes de trabajo. Por ende es de visionarios hablar de la necesidad de un progreso económico para encarar la justicia social. El crecimiento económico es el motor sobre el cual se desencadenan una serie de beneficios a nivel social, como son el aumento del empleo e ingresos de la población o la misma reducción de la pobreza.

La estada en Asunción de miles de ciudadanos de las zonas rurales, no fue nueva. Ni será la última. Lo peor es que el caso ya se toma como algo normal, de cada tiempo. La solución no pasa por acuerdos de cada tanto, que luego hasta son motivo de otras protestas por su falta de cumplimiento. Es bueno generar conciencia y consenso que el país debe crecer manera sostenida en todas las capas sociales, y eso es posible cuando hay niveles de productividad y que todo el entorno de la economía sea competitivo. Aunque pueda sonar muy de mercado o liberal, hay que asumir que sólo una economía competitiva, transparente, y con altos índices de productividad, confiable, puede generar prosperidad y bienestar para todos los paraguayos.

El 2023 es una oportunidad para que aparezca un gobierno en Paraguay que lidere una gestión de desarrollo. Se requiere de una política de Estado que encamine y aliente el aumento permanentemente la competitividad. Tal vez, hagan falta regulaciones más simples y operativas para el sector privado, mejor infraestructura que ayuden a abaratar los costos logísticos y potenciar las economías regionales. Hasta la misma Educación tiene que tener sus materias específicas que enseñe una visión de futuro, impulsando la innovación y la incorporación de tecnología. Más que nunca hay que promover y financiar las Pymes y ayudar a los emprendedores. En fin, el mismo Estado debe crear las condiciones y estimular para la creación de nuevas empresas y nuevas fuentes de trabajo.

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La mejor vacuna contra la pobreza es el trabajo. La solución no pasa por la ayuda permanentes y los subsidios que nunca acaban. Lastimosamente hoy somos testigos de campañas electorales, donde gente del Partido Colorado y de la llamada oposición, no aportan lo suficiente, por no decir nada, para acabar con el ritual que llega hasta la capital para pedir lo más básico: kits de alimento. Encima nadie se tomó por aludido, pues el reclamo es por el plato de comida. Hay que salir del círculo vicioso, y empujar al Paraguay hacia su real crecimiento y desarrollo económico y social.