Flagelo del contrabando acogota a productores y la industria nacional

El tomate de contrabando que ingresó en furgones por el Puente de la Amistad, luego se traslada en grandes camiones a los centros de comercialización.

El flagelo del contrabando sigue azotando a productores frutihortícolas y a la industria nacional. Las fronteras son absolutamente permeables gracias a la complicidad de los militares, funcionarios de la Aduana y policías, que conforman verdaderas roscas de recaudación en los principales puntos de ingresos al país. “En término futbolísticos, estamos perdiendo el partido 14 a 0”, dijo Edgar Cuevas, gerente anticontrabando de la Unión Industrial Paraguaya (UIP).  

Cuevas dijo que el contrabando sigue campante por todos los puntos fronterizos, tanto desde la Argentina como del Brasil. “Cierran algunos puntos y dejan pasar por otro”, agregó. 

En Ciudad del Este el contrabando de productos brasileños ingresa directamente por el puente de la Amistad. El esquema corrupto allí fue perfeccionado y los responsables del control ya tienen identificados quiénes están autorizados para ingresar con sus productos.  

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Cada cierto tiempo realizan un operativo de incautación de un furgón que ya fue preparado especialmente para el efecto. Estos productos “incautados” son exhibidos en el puesto de control y luego las fotografías de la supuesta incautación se comparten en las redes sociales. Mientras, los contrabandisas que forman parte del esquema ingresan tranquilamente sin ningún control.  

Las cargas se transportan en furgones o motocicletas, en un ir y venir hacia el lado brasileño. En el lado paraguayo, en grandes depósitos, se acopian las mercaderías y después se distribuyen en  camiones a todo el país. 

Por allí ingresan productos hortícolas, calzados, confecciones y productos alimenticios. En algún momento fue el principal punto de ingreso del contrabando de pollos, pero actualmente en Brasil se sinceraron los precios. Ahora, el mercado se está abarrotando de pollos ingresados de contrabando desde la Argentina. 

Presionados a realizar controles

La estrategia es siempre la misma. Cuando se desata algún escándalo o aumenta la presión de productores o industriales, los funcionarios de aduana o de la Armada comienzan a realizar controles. Entonces, lo que se logra es, por un tiempo, reducir el contrabando. Después todo vuelve a lo mismo. 

En marzo del año pasado se realizó la operación denominada “Tartufo”, que puso en evidencia el esquema, de recaudación y complicidad. Pero la justicia no investigó las denuncias hasta la fecha. El pasado 26 de setiembre, el senador Jorge Querey, difundió los videos que muestran a los funcionarios recibiendo coima y las grabaciones sobre la repartija de dinero.  

“No es simplemente una coima que se recibe, porque está estructurado. Dicen quién es el que tiene que coordinar, quién es el que tiene que cobrar, el militar qué vehículo debe dejar pasar, cómo se le va a identificar de acuerdo al color y qué tipo de mercadería. Se les pide (a los contrabandistas) que traigan unas cuantas bolsas, para que dejen y después sacar en las redes como decomiso. Indudablemente, acá hay una potente estructura de recaudación”, había declarado el senador Querey, luego de presentar el informe. 

Contrabandistas y funcionarios trabajan en coordinación. Cuando se descubre un esquema, pronto encuentran otro sistema, para que la rosca siga operando. Según datos a los que pudo acceder La Tribuna, luego del operativo Tartufo, los aduaneros trasladaron a otra oficina el puesto de recaudación, donde hasta ahora siguen operando.