EE.UU reconoce a quienes combaten la corrupción en el mundo, y Paraguay fue ignorado

Como una forma de alentar la lucha contra la corrupción, el Departamento de Estado de los Estados Unidos reconoció la tarea de una docena de personas que enfrentan el flagelo. El Paraguay ni siquiera fue mencionado. Lo peor es que en medio del proceso electoral, no existe un grupo político que muestre, con hechos, signos de real compromiso de oponerse al mal que destruye la vida de miles de ciudadanos paraguayos.


El propio secretario de Estado Antony Blinken se refirió al tema. Apuntó que los galardonados al Premio Internacional a Activistas Anticorrupción “han trabajado incansablemente, a menudo en contextos de adversidad, para defender la transparencia, combatir la corrupción y asegurar rendición de cuentas en sus propios países”. Algunos de los premiados fueron funcionarios públicos y ciudadanos que luchan por un gobierno abierto y transparente.


En nuestro país, además de la gente metida en la función pública, tampoco fueron merecedores del reconocimiento las organizaciones civiles y grupos de ONGs que dicen trabajar contra la corrupción. Eso puede ser también una señal que hay distancia entre los que proclaman y los que se realizan en el día a día. Ergo, se puede decir entonces que hay más discurso que compromisos verídicos.

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Los premiados recibieron su galardón en ceremonias virtuales o a través de las embajadas de Estados Unidos en su país de origen. Entre los premiados también hay periodistas. En Paraguay, con medios de prensa que cada día destacan los hechos de corrupción, ningún comunicador fue premiado. Debe saberse que los norteamericanos tienen una mirada casi integral para entregar las distinciones.


Igualmente fueron distinguidos ciudadanos que promueven la rendición de cuentas, defienden sin distinción el acceso público a la información, luchan por la participación ciudadana sin discriminación y protegen a quienes denuncian abusos de poder sin que se tenga en cuenta su procedencia política u origen.


Lo cierto es que en medio de los reconocimiento de los Estados Unidos a activistas contra la corrupción, en Paraguay nadie de quienes se consideran portaestandarte fueron considerados. En medio de un presente electoral, donde ningún grupo político marca la diferencia de comprometerse en frenar, disminuir o acabar con el flagelo. Una situación que indica un negro panorama de cara al devenir de la República.