Paraguay un mero espectador en el Mercosur

Argentina, Brasil y Paraguay advirtieron esta semana que si Uruguay avanzaba en las negociaciones para ingresar al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (CPTPP) evaluaban “adoptar las eventuales medidas que juzguen necesarias para defender sus intereses en los ámbitos jurídico y comercial”.

La advertencia parte de la base de que en los estatutos del Mercosur se establece que ninguno de los socios del bloque puede negociar de forma unilateral sin el visto bueno de los demás gobiernos.

Sin embargo, Uruguay ya comenzó a negociar con China un posible tratado de libre comercio (TLC) además del posible acuerdo con CPTPP y sostiene que tiene todo el derecho de hacerlo cuando los otros miembros del bloque también han tomado medidas unilaterales.

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El Mercado Común del Sur es un bloque regional con objetivos económicos y de desarrollo social.  Está integrado por Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela. Este último se encuentra suspendido actualmente, debido al no cumplimiento de la cláusula democrática contemplada en el protocolo de Ushuaia 1998.

Los inicios del Mercosur datan de 1991, pero fue realmente en un encuentro entre el presidente argentino Raúl Alfonsín (+) y el brasileño José Sarney en noviembre de 1985, cuando iniciaron las bases para la integración regional, que se concretaría seis años después con la firma del Tratado de Asunción, que dio inicio al acuerdo de unión aduanera.

El objetivo de la fundación del mercado común era reducir los aranceles entre los estados integrantes e intentar desarrollar políticas regionales integrando los recursos dándole mayor importancia  comercial a la región.

El argumento es que no es lo mismo negociar de forma individual que una negociación en bloque con un mercado de casi 300 millones de habitantes. El Mercosur fue formado con el objetivo de generar un espacio en común para gestionar el crecimiento y la creación de oportunidades comerciales a través de la integración de las economías nacionales al mercado internacional.

Entre sus objetivos el Mercosur persigue medidas como por ejemplo la libre circulación de bienes o la composición de un arancel externo común, el cual consiste en una herramienta agilizadora de negocios externos.

El potencial económico del bloque es gigantesco. Es la quinta potencia mundial en relación al Producto Interno Bruto y el mayor parque industrial  y mayor centro económico financiero de latinoamérica.

El Mercosur también es el mayor productor de alimentos del mundo y por si fuera poco, el mayor centro de reservas naturales, minerales, petroleras, energéticas e hídricas del planeta.

Ese potencial económico sin embargo todavía no se traduce en el crecimiento de los estados miembros más pequeños, como Uruguay y Paraguay. Los estados más grandes siguen sacando mayores ventajas en el juego. Un ejemplo de ello es el “acuerdo de complementación económica número 35 Mercosur”, firmado entre Argentina y Chile de 1996. Con este acuerdo Argentina y Chile mejoraron sus relaciones comerciales, agilizando el comercio exterior, al eliminar barreras para productos agropecuarios y manufacturas y reduciendo los costos de transacción.

El arancel externo común genera grandes facilidades comerciales, todos los analistas coinciden que su aplicación en Brasil tuvo un gran impacto en las exportaciones y un gran aumento en las divisas. Paralelamente mejoró las relaciones con Rusia, China y la Unión Europea.

Brasil y Argentina también firmaron acuerdo para la baja de aranceles a fin de beneficiar los productos y servicios de zona franca. Es lo que precisamente invoca Uruguay ahora para comenzar a negociar fuera del bloque con China y su adhesión al Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico.

Son innegables los beneficios que tuvo Paraguay con el Mercosur. Un ejemplo de ello constituyen los Fondos Estructurales del Mercosur (FOCEM), que permitió al país invertir en infraestructura.

Pero también hay que reconocer que los grandes protagonistas del bloque siguen siendo Brasil y Argentina.

Un ejemplo de esta asimetría en cuanto a las diferencias de tratamiento se puede notar con la crisis del año 2016 en Brasil, cuando dicho país sufrió una crisis política y económica que terminó con la destitución de Dilma Rousseff y la asunción de Michel Temer. Sin embargo, en ese caso no se aplicó el protocolo de Ushuaia, como se hizo también con Paraguay cuando Fernando Lugo fue destituido mediante un juicio político. Paraguay debió soportar el bloqueo de los vecinos, que fue levantado solamente después de que asumiera Horacio Cartes la presidencia de la República. 

El Mercosur a estas alturas, 30 años después de su puesta en marcha, sigue careciendo de  políticas económicas con enfoque regional. Cada país adopta medidas proteccionistas cuando su mercado se ve afectado, especialmente lo hacen Argentina y Brasil con Paraguay. Los productos paraguayos afrontan numerosas trabas para ingresar al mercado vecino.

Tampoco se ha avanzado en cuanto a la ciudadanía del Mercosur, en los pasos fronterizos los ciudadanos siguen afrontando innumerables humillaciones, que dificultan el libre tránsito.

El presidente uruguayo Luis Lacalle Pou dijo que se sienten “en todo” el “derecho” de continuar con el posible ingreso al CPTPP, pese a las advertencias de sus socios regionales.

“Hemos sido muy frontales en el mano a mano, en la reunión del Mercosur, y tenemos una la semana que viene que va a estar muy entretenida”, dijo el mandatario uruguayo al insistir que les asiste el “derecho internacional y los hechos recientes de decisiones que no son tomadas por consenso”.

Mientras tanto Paraguay al parecer solo actúa de complemento sin iniciativas que apunten a sacar mayor provecho por su pertenencia al bloque.