Los créditos de carbono son una herramienta interesante en la lucha contra el cambio climático. Se trata de instrumentos que permiten a empresas y gobiernos compensar sus emisiones de gases de efecto invernadero invirtiendo en proyectos de reducción de emisiones en otras partes del mundo. Así, ante la existencia de grandes empresas que emiten gases de efecto invernadero, adquieren estos créditos. De esta manera, ingresarían fondos a nuestro país mediante la nueva ley.
Sin embargo, los créditos de carbono han sido criticados en cuanto a su eficacia, ya que según los detractores, este sistema no aborda directamente la reducción de emisiones en la fuente. Aún así, parecería ser que desempeñan un papel crucial en la transición hacia una economía más limpia.
Será fundamental estar atentos a la transparencia y la regulación en este nuevo mercado que se abrirá en Paraguay. Debemos reconocer que lamentablemente la corrupción corroe nuestro sistema, por lo que se deberán encontrar mecanismos para evitar prácticas fraudulentas y garantizar que los proyectos respaldados realmente reduzcan emisiones. Los controles técnicos deberán ser realizados por personas serias y sin intereses en los resultados.
Por ello, a fin de llegar a la etapa de «Generación de Créditos», será fundamental que el gobierno haya realizado un exhaustivo análisis de cada proyecto. Los proyectos deberán demostrar su efectividad en la reducción de emisiones para generar los créditos, conocidos como «certificados de reducción de emisiones».
No podemos desconocer la utilidad de esta herramienta. Sin embargo, se deberá gestionar cada proyecto de manera seria. Además, se deberá prestar especial atención para que no se vea afectada la producción nacional. Es posible que los propietarios opten por generar recursos de esta manera en lugar de optar por la producción. Por lo tanto, deberán combinarse esfuerzos significativos para reducir efectivamente las emisiones en origen, velar por la efectividad de cada proyecto y acelerar finalmente la transición hacia una economía baja en carbono.
