El mundo financiero no puede estar en riesgo por culpa del amiguismo

Las publicaciones que viene realizando nuestro diario han revelado preocupantes actuaciones del Banco Central del Paraguay (BCP) y de la Superintendencia de Bancos. Pero lo más llamativo hasta este momento es el silencio que las autoridades y los principales involucrados, han mantenido ante estos graves señalamientos.

Nos referimos a las acusaciones que recaen sobre el funcionario José Cantero Sienra, quien presuntamente ha actuado como juez y parte en irregularidades cometidas por una entidad financiera, generando un claro conflicto de intereses y un posible uso indebido de poder e información privilegiada.

Lo más inquietante es que, a pesar de las anomalías cometidas durante su gestión como gerente general de la entidad sancionada, el BCP avaló y firmó un acto administrativo que eximía a Cantero Sienra de cualquier investigación. Esta situación plantea serias dudas sobre la transparencia y seriedad en los manejos del Banco Central, una institución clave en el sistema financiero del país.

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Pero la complicidad no termina ahí. La Superintendencia de Bancos, encargada de regular y supervisar las entidades financieras, omitió investigar a Cantero Sienra durante su gestión. Esta falta de acción pone en entredicho la imparcialidad y eficacia de dicha institución, encargada de salvaguardar la estabilidad financiera y la confianza en la moneda nacional.

La gravedad de estas revelaciones no puede ser ignorada. Estamos hablando de dos pilares fundamentales del sistema financiero paraguayo: el Banco Central del Paraguay y la Superintendencia de Bancos. Ambas instituciones deben ser garantes de la transparencia, la honestidad y la responsabilidad en el manejo de los recursos financieros del país.

Sin embargo, los hechos denunciados indican una falta de diligencia por parte de las autoridades, quienes no han tomado las medidas necesarias para investigar a los funcionarios implicados.

La credibilidad e integridad de las autoridades del Banco Central del Paraguay y la Superintendencia de Bancos están en entredicho. Si estas instituciones no son capaces de garantizar la imparcialidad y la adecuada gestión de los recursos financieros, ¿cómo podemos confiar en ellas? La estabilidad financiera y la confianza en la moneda nacional son elementos vitales para el desarrollo y el bienestar de nuestro país.

Lo llamativo de este caso es que, a pesar de la gravedad de las denuncias, las autoridades responsables no han tomado las determinaciones necesarias para aclarar las acusaciones, y hasta el momento mantienen un silencio cómplice, esperando que la situación termine en el “oparei” como si se tratara de una nimiedad.

El futuro de la República depende de la confianza de la ciudadanía en sus instituciones. Es hora de poner un límite a la impunidad y a la falta de ética en el ejercicio de funciones públicas. No se puede permitir el manejo “kachiäi” y la manipulación de las instituciones, si pretendemos ser un estado serio. En este caso, se pone en riesgo la transparencia y la confianza en el frágil sistema financiero del país.