A pocos días de las elecciones nacionales, es un hecho que los electores irán a votar sin que los proyectos presidenciales hayan puesto a consideración de la ciudadanía planes de Gobierno. En todo caso, la votación será por slogan de campaña.
Si repasamos los archivos de los diferentes medios de prensa, difícilmente se pueda encontrar algún esbozo de política de Estado que ofrezcan los grupos partidarios y sus respectivos candidatos a dirigir la República. Lo que se hallará en abundancia son todo tipo de agresiones de unos contra otro.
El deterioro de contenido es tan real que debilita la misma democracia. Entre los principales oponentes, uno anuncia que se vivirá mejor y el otro habla de patria y mafia. El primero no dice cuál será el rumbo para vivir mejor y el otro, acusado hasta de actos de corrupción, no explica cómo se podrá dirigir el país sin la necesaria transparencia debida.
Al poco valor que dan los candidatos a los electores, pues ni siquiera ya se toman la molestia de presentar sus proyectos para elevar el nivel de vida, se suman líderes de opinión y la parte de la misma prensa que antes de exigir esos posibles planes de Gobierno se suman, en coro, jugando casi de operadores y miembros del equipo de campaña.
Lastimosamente ya no hay tiempo para las correcciones. Al menos los indicios indican que los sufragios del 30 de abril próximo serán con el enorme vacío ante la falta de propuestas para sacar al Paraguay del tranco en que se encuentra. Ojalá suceda algún milagro y, sea quien sea, el ganador brinde la enorme sorpresa de liderar acciones concretas en beneficio de la mayoría del pueblo paraguayo.
