Derroche millonario por entidades cómplices del dolor y luto

Pese a la cantidad de entidades públicas que existen para asegurar la llamada seguridad vial, no cesan los accidentes que dejan heridos que no se recuperan y muertes que llegan en miles de hogares. Al final, todo resulta un despilfarro millonario de las instituciones, que la postre, son responsables de una sociedad de lisiados y fallecidos en rutas que se tiene en la República.


Ya no hay mucho que esperar del actual Gobierno, que prácticamente vivió en un termo durante toda su gestión, por ahí algo aún puede ocurrir con alguna acción sorprendente de algún parlamentario. Lo cierto es que resulta inaceptable sostener a la vista que varias entidades creadas para garantizar la seguridad vial no cumplan sus fines, y que en contrapartida los percances y las tragedias no tengan pausas en las distintas rutas del país.


Nuestro diario en su página de la fecha revela los números que reciben la Dirección Nacional de Transporte, la Agencia Nacional de Tránsito y Seguridad Vial, la Patrulla Caminera y el Viceministerio de Transporte. Hoy, así como están, son verdaderos elefantes blancos; enormes, costosos e inútiles. Se les entrega cada año un importante presupuesto, que es un alto costo para la Nación, pero los resultados son el fracaso en sus gestiones.

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La DINATRAN, la recién creada Agencia Nacional de Tránsito y Seguridad Vial, la Patrulla Caminera y el Viceministerio del Transporte forman parte del entramado burocrático que no sólo no reaccionan, sino se están convirtiendo en autores, morales y hasta materiales, de la sangre que quedan en los asfaltados. Dichas entidades merecen una profunda revisión. En el caso de DINATRAN, debe ser intervenida lo más pronto posible. Es un antro de corrupción, y dueña y señora de las famosas coimas, con los que se «flexibilizan» los controles, que finalmente, dejan dolor y luto en miles de familias.


Paraguay no puede permitir el derroche de dinero que es entregado a instituciones que no cumplen con su misión. Esta entre la risa y el amargo llanto comprobar que hay cuatro entidades responsables de la seguridad vial y ninguna sirve para mucho. No puede el pueblo dejar que sus tributos se desperdicien acompañando salarios de administraciones corruptas, y que -como si todo fuera poco- son cómplices, dentro de una lectura lógica, de las muertes en las rutas del país.