A un siglo de la pelea de Firpo-Dempsey, su impacto sigue latente

Un día como hoy, hace exactamente un siglo, el 14 de setiembre de 1923, el peso pesado argentino Luis Angel Firpo, el «Toro Salvaje de las Pampas» marcó un hito imborrable en la historia del boxeo de su país y de Latinoamérica. Aquella histórica noche, en el Polo Grounds del gran escenario de Manhattan, ante ochenta mil espectadores, sacó del ring al campeón estadounidense Jack Dempsey que estuvo 17 segundos fuera de combate. Pero el árbitro norteamericano Jack Gallagher, prototipo de la venalidad, en deshonesta y parcialista actitud, no decretó el KO. Descaradamente después reconoció que adrede no terminó la cuenta señalando que “si fuera por mí, el título de peso pesado jamás saldría de los Estados Unidos”.

El propio Dempsey reconoció que había perdido en aquel momento cuando un certero golpe del sudamericano sacó del ring al yanqui que fue a caer sobre la máquina de escribir de un periodista, curiosamente tocayo del protagonista del insólito episodio y del venal árbitro, llamado Jack Lawrence, quien con otros colegas ayudó a reincorporarse al caído y lo introdujo de nuevo en el cuadrilátero donde se recuperó y después se adjudicó la victoria. El argentino tenia 28 años y fue el primer latinoamericano que disputó un cetro mundial. La pelea es recordada como el más escandaloso robo de la historia del deporte de los puños y Firpo desde entonces es considerado como el primer campeón mundial sin corona.

El destacado periodista y escritor argentino Adrián Pignatelli, cuenta que «dosmil quinientos porteños que no poseían la rudimentaria radio a galena pagaron cincuenta centavos para seguir esa transmisión en el Luna Park». Era la época en que recien aparecía el medio radial y la televisión aún no existía.
El impacto que tuvo ese enfrentamiento en diversas latitudes fue enorme y salpicó a otros deportes como lo atestigua un hecho singular que se produjo en el mismo año en El Salvador y que fue la fundación con el nombre de Luis Angel Firpo de un club de futbol que juega hoy en la máxima categoría profesional del país centroamericano y que al completar en breve un siglo de vida, lleva en sus alforjas conquistados diez títulos de campeón.

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La trascendencia de aquel evento se proyecta también al presente, pues hoy, en la ciudad de los rascacielos se preve la habilitación de un monumento recordatorio de aquel gran acontecimiento pugilístico. Y en Buenos Aires, un sobrino nieto del boxeador argentino, Emilio Firpo, pone en escena en el teatro del Centro Cultural de la Cooperación, la obra «Diez y siete segundos» en alusión a la cuenta que no hizo debidamente el juez del enfrentamiento.