Brújula deportiva: Los mal llamados menores muestran al fútbol mayor la senda a seguir

El futbol es el deporte más popular, no hay duda. Tampoco que con el gran respaldo que recibe, está en deuda con una afición que lo privilegia con su afecto.

Hace trece años que la selección mayor se borró de los mundiales. Ahora ni las formativas se destacan y están ausentes de las citas mayores. Y a nivel de clubes han pasado de la última conquista de Olimpia, el único que llegó a título continental de clubes dos largas décadas.

Y en el futbol femenino, hace ya 13 años que se produjo la única consagración, alcanzada en Uruguay por el Sportivo Limpeño.

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Pero para reivindicar la imagen victoriosa de una APF venida a menos en la élite internacional, están las mal llamadas modalidades menores que transitan tambien dentro de su misma estructura, como el futsal FIFA y el futbol playa. Ellas son las que reividican su deteriorada imagen.

En la primera, Cerro Porteño rompió la histórica y absoluta hegemonía brasileña cuando ganó la Libertadores de la disciplina en 2016.

Y ayer, en Iquique, Chile, el club Presidente Hayes hizo lo propio y logró por primera vez romper la absoluta supremacía brasileña en la materia, venciendo en la final al titular del pais vecino, el Sampaio Correa de Sao Luis do Maranhao, para quedarse con el cetro de la Libertadores.

El logro de la institución yanqui no tiene precedentes y fue alcanzado de la manera más brillante y con campaña perfecta: con seis partidos jugados y todos ganados.

La plusvalía de la conquista se da en el hecho de haber conseguido el cetro dejando atrás a dos representantes de Brasil, el actual campeón Sampaio Correa al que superó en la final y el histórico Vasco da Gama de Rio, el más laureado a nivel internacional en el balompié de arena. También en semifinal eliminó al campeón argentino Acassuso y por goleada de 5 a 1.

Como decía el gran comentarista deportivo de LA TRIBUNA de la era impresa, Horacio Pusineri, el club “con más hinchas prestados”, el glorioso Presidente Hayes, ha reverdecido sus viejos laureles con esta inédita hazaña y escrito la página más gloriosa de su historia propia, que hasta ayer registraba como máximo galardón, el título de campeón de la Liga Paraguaya de Futbol de 1952, justo en la temporada que precedió al primer campeonato por la Copa América alcanzado por nuestra selección nacional de futbol en Lima.

La propia APF que mira con desdén a las que califica como parientes menores, tiene mucho que aprender de quienes les muestran la senda a seguir para recuperar viejas conquistas cada vez más lejanas que no puede repetir.