17.4 C
Asunción
sábado, 12 de julio de 2025
InicioArte y CulturaEl viento y el plomo, de José Ramón Parra Bautista: ¿un crimen...

El viento y el plomo, de José Ramón Parra Bautista: ¿un crimen pasional?

La novela El viento y el plomo, del escritor, periodista, abogado y profesor universitario José Ramón Parra Bautista, se presentó el día 4 de abril del corriente año en el Club 21, Torre 1, de las Torres Gemelas perteneciente al grupo internacional Byspania.

La presentación del libro estuvo a cargo de dos ilustres personalidades del ámbito cultural, político y empresarial: el Sr. Don Javier Navarro y el Dr. Don Carlos Mateo Balmelli. El evento contó con la presencia de numerosas personalidades del mundo de la cultura, las letras nacionales e internacionales, la política y el mundo empresarial. Pero, queridos lectores, ¿qué vamos a encontrarnos en El viento y el plomo? Lo primero de todo vamos a disfrutar y regodearnos con un título tan sugerente como intrigante que se expande como el viento y pesa en su justa medida como el plomo.

Un profesor mío me comentó una vez entre risas y confidencias de sobremesa y fuera del aula universitaria que un título o no dice nada, o habla parcialmente, o lo vocifera todo, y el título de esta novela muy bien entretejida lo devela y resume todo.

Unite al canal de La Tribuna en Whatsapp

Sin embargo, de ello nos damos cuenta cuando comenzamos a navegar por sus aguas profundamente caudalosas, y una vez que nos hemos adentrado en ellas a cierta profundidad, empezamos a otorgarle sentido y coherencia a un título que inicialmente, además de cautivador y fascinante, se presenta enigmático y arcano.

Y es que en el título se encuentra embozada la esencia misma de sus dos atormentados personajes: Basilio Morales, por un lado, y Cayetana Leclerc, por el otro. Y digo bien, en efecto, dos personajes atormentados, y cada cual, a su manera, cada uno de ellos gravitando por la vida grávido como el plomo o ligera como el viento.

Basilio Morales sería el plomo y Cayetana Leclerc el viento, si no yerro en ello. Desde su niñez hasta el día de su muerte Basilio Morales sintió el peso de su vida como un abúlico y apático títere que se movió fácilmente al antojo de Cayetana Leclerc llevado por el viento de un amor tempestuoso y ventoso que al final le pasó factura sin que él ni el destino nada pudieran hacer.

Cayetana Leclerc, por el contrario, supo encarnar en la novela el personaje de una femme fatale volátil, caprichosa, libre como un ave y encumbrada socialmente por su desahogada posición económica por familia primero y por matrimonio después.

En este sentido, Cayetana Leclerc no estuvo muy lejos de ser una de esas villanas clásicas de la historia que supo hacer uso de los encantos propios de su belleza e inteligencia femeninas para atrapar, engatusar, seducir, y hasta corromper, a Basilio Morales, un hombre de origen humilde.

Cayetana me recordó, a veces gratamente y a veces ingratamente, a Afrodita por la belleza y sensualidad desplegada en toda la novela, a Innana por su erotismo, a Lilith por sus artes un tanto maléficas, a Ishtar porque sus amantes acababan siempre mal, a Clitemnestra después de asesinar a su esposo Agamenón, a Lesbia por su cultura y elegancia, a Tamamo-no-Mae por su exquisito aroma y presencia, y a Dalila porque fue la perdición de Sansón.

Por otro lado, Cayetana me trajo a la memoria otros personajes análogos de autores clásicos como Oscar Wilde, del cine expresionista alemán, del cine negro (film noir) de los años 40 y de la cultura japonesa en relación con las kunoichi.

En cuanto al género de esta novela, es difícil saberlo, y este hecho, además de resultar todo un desafío para el lector, le añade a la novela una gran riqueza literaria.

A medida que la vamos leyendo, se tiene la impresión de estar inmerso en una novela negra, en una novela de detectives al estilo de Manuel Vázquez Montalbán, en una novela policíaca, o en una novela histórica y social.

Al final, una de las conclusiones que puede extraerse es que El viento y el plomo es, sencillamente, una amalgama de géneros donde predomina lo que parece ser una crónica negra escrita por un escritor que es abogado y que nos relata progresiva y gradualmente con diferentes registros (propios de un forense, de un letrado o de un policía y con intermezzos variados) los pormenores de un asesinato que en principio pinta “pasional”.

El autor, con gran maestría, pericia y elegancia, va deshilvanado o deshilachando pausadamente la historia del amor tormentoso y casi masoquista de Basilio por Cayetana, a la par que salta mediante la técnica de la analepsis o flashback en busca de otros personajes satelitales.

A medida que estos dos personajes tan diferentes entre sí por educación y clase social crezcan, verán complicarse el entramado de sus vidas al toparse en su camino con otros personajes destinados a resquebrajar la cotidianeidad de sus vidas.

Así aparecerán personajes como Adela, una compañera de facultad de Basilio, Marco Adán, el futuro marido de Cayetana Leclerc, Lucas Aguado, un relativamente joven psicólogo del Estado o un tal Bienvenido Acosta.

El viento y el plomo es una historia muy bien calibrada y medida, cincelada sobre la base de un tono y estilo pausados, serenos y equilibrados.

Los acontecimientos de la novela se van desentrañando con cierta lentitud que no siente ni precisa el peso de una rapidez gratuita. El narrador omnisciente en tercera persona no parece tener prisa ni le parece una tarea descabellada contar con suma tranquilidad (como se haría en un juicio o en el banquillo de un tribunal) el devenir de la historia de estos dos personajes y su desenlace final.

El lector también es cómplice del narrador, pues este tampoco tiene ninguna prisa en querer conocer el desenlace de la historia, aunque sí todos los detalles de lo que en primera instancia parece tratarse de un crimen pasional cuyo primer y principal sospechoso es Basilio Morales.

Las descripciones de la novela (locales y vinculadas a la prosopografía y etopeya de los personajes) son muy vívidas en matices y ricas en detalles. Por otro lado, en El viento y el plomo me parece intuir tres enfoques: (1) un enfoque feminista, (2) un enfoque misógino, y (3) un enfoque existencialista, tres enfoques que también percibieron en su momento los perspicaces e intuitivos presentadores de esta novela en el Club Luna 21.

La tesis feminista nos presenta una Cayetana Leclerc independiente y autónoma, empoderada a más no poder, que toma sus propias decisiones con libertad y es consciente de las consecuencias que puedan arrastrar aquellas. Ella decide, por consiguiente, con quién estar y cómo estar, es decir, impone sus condiciones manejando a Basilio a su antojo y sin traumas.

Es una mujer liberada que no vive en un mundo patriarcal marcado por el “tótem fálico”, sino en un mundo donde la “vagina” es poder y ella, dotada de vagina, establece, por consiguiente, las normas y promulga sus propias leyes.

El enfoque misógino deriva de la manera que tiene Cayetana Leclerc de comportarse con los hombres en general y con Basilio Morales en particular, a quien dirige como un pelele desde su infancia hasta el período adulto, y a quien involucra fácilmente en un hecho delictivo muy grave.

Basilio Morales es un monigote a manos de esta mujer aparentemente egoísta, ambiciosa y caprichosa que puede llegar a inspirar en el lector un gran rechazo y una enorme antipatía. Cayetana Leclerc es una femme fatale que manifiesta una gran incapacidad para amar, que contrae matrimonio no por amor, sino por conveniencia económica, y que renuncia sin complicaciones a un hombre que la llegó a amar intensamente hasta el día de su muerte.

Basilio representa el arquetipo del hombre sumiso y manejado al antojo por esta mujer de elevada clase social, pero un hombre capaz del autosacrificio por amor, y que por amor lo perderá todo: prestigio, dignidad, amigos, conocidos, trabajo, moral y ética, libertad y, quizá también, la propia vida consumida por la llegada de una enfermedad, muy posiblemente, aunque no se mencione en la novela, llamada: “amor que no devino en felicidad”.

Basilio me recuerda a un Macbeth manipulado psicológicamente por Lady Macbeth para que asesine al rey Duncan; al personaje Humbert Humbert de la novela de Vladimir Nabokov, Lolita (Dolores Haze); a Gregor Samsa, de La metamorfosis, de Franz Kafka, cuando este empieza a perder el control que este ejercía sobre su hermana Grete y su madre; y a Torvald Helmer, de Casa de muñecas, de Henrik Ibsen.

Y si hablamos de personajes históricos, también me hace recordar a Pedro III de Rusia dominado por Catalina la Grande, a Enrique de Navarra sometido por Margarita de Valois, a Napoleón hechizado sexualmente por Josefina, y a Alfonso XII que hacía siempre lo que le decía María de las Mercedes.

Y desde el punto de vista de la tesis existencialista, podría decirse que los dos personajes centrales, lejanos unas veces y equidistantes otras, trataron de buscar a lo largo de sus vidas el sentido a su existencia, algo que finalmente ambos lograron, pero no a través de la grandeza del amor, sino a través de la transcendencia de un hecho épico (el autosacrificio y el caso de renuncia a su propia felicidad, bienestar, intereses y deseos propios) en el caso de Basilio, y a través de la redención en el caso de Cayetana al honrar en cierta manera la memoria de Basilio al final de la novela.

Y cuando el narrador comienza a reflexionar acerca de lo más íntimo de ambos personajes, este sale de ese lenguaje judicial o policíaco del que en determinados momentos está tan imbuido, y se mete en el caparazón interno de las emociones para recurrir a un lenguaje intensamente lírico y poético que enamora y encandila, y que no está exento, lógicamente, por su naturaleza intrínseca, de recursos literarios, como los propios juegos de palabras, la riqueza léxica (a veces polisémica), las imágenes visuales, la alegoría, la metáfora, las personificaciones o prosopopeyas, un lenguaje rico en variantes discursivas, descripciones vívidas e intensas, y una fluidez en la narración y palabras cultas que se alternan con palabras locales propias de Andalucía y, más específicamente, de la provincia de Almería.

Querido lector, El viento y el plomo es una novela de misterio y, si quieres, la historia de un asesinato, y será tu desafío hallar al verdadero culpable en una maraña de personajes, en un laberinto de hechos y circunstancias, y en un piélago de estrategias narrativas que, sin lugar a dudas, te impactarán y te invitarán a su lectura.

Si puedes, léela y empápate de sus emociones en un periplo que no olvidarás tan fácilmente. El viento y el plomo es la tercera novela de su autor, José Ramón Parra Bautista, nacido en Bailén (Jaén) en el año 1969.

Él es abogado de profesión y durante unos diez años fue profesor de la Universidad de Almería. Es autor de diversos textos jurídicos, articulista en revistas de derecho y del periódico Diario de Almería con una columna semanal Caravana de Hormigas. Sus dos novelas anteriores llevan por título Udrí (El Quid Ediciones, 2010) y La mudanza (Soldesol, 2023).  

LEA TAMBIÉN: La víspera encendida, de Juan Manuel Marcos: historia e intrahistoria

Editorial

Una tradición que agoniza

En Paraguay no hay hogar, taller, chacra, aula u oficina donde falte un termo y un mate. La yerba mate, en sus múltiples formas...