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viernes, 13 de junio de 2025
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Adrián Barreto: el final de un sendero

El cantante Adrián Barreto falleció este miércoles 11, a la edad de 78 años. Dueño de una voz privilegiada, escribió también canciones como «Jeiko põravē rekávo», «Mita’i okaraygua», entre otras más. Pero aun así no tuvo el reconocimiento que podría haber tenido en vida.

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¿Quién fue Adrián Barrreto?

Barreto nació en Peguahomi, departamento de Concepción, el 8 de septiembre de 1946. Aprendió sus primeras lecciones musicales de su padre, Lorenzo Barreto, y de sus tíos. Gente de campo, se dedicaban a tareas agrícolas y pecuarias.

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Recuerdo como contaba con emoción una experiencia vivida siendo muy niño,  que fue acompañar a sus padres y tíos a llevar una tropa de ganado hasta una estancia en Brasil.

Toda esa vivencia experimentada, como las que se ve en las películas de cowboys, le hicieron entender que su vida sería viajar, tal vez buscando un mejor pasar, como expresa en su canción «Jeiko põravē rekávo». Así iniciaba Adrián su «Sendero de Trovador».

De ahí el título que le pusimos al libro sobre su vida, coescrito con Juan Carlos Díaz, y publicado en 2015.


A fines de la década del cincuenta, Adrián se muda a Asunción. Se instala en la casa de su primo Yuly Sánchez, en el bohemio barrio Pinza, y enfatiza sus estudios musicales. Participa en el Certamen de Los Barrios haciendo dúo con Miguel Sanabria y logran ganar y grabar un primer compacto.

También estudia canto y composición con Emilio Bobadilla Cáceres y conoce a Dionisio Villamayor, quien sería un compañero con quién compartiría  escenarios y la autoría de varias canciones. En la primera mitad de los sesenta, integra el trío Los Kirios, con Aurelio Ovelar y Arsenio Jara. Viajan juntos a un festival en Salta, Argentina, con mucho éxito.

Conexión con otros artistas emblemáticos


Adrián era un adolescente todavía cuando Luis Alberto del Paraná lo vió actuar en La Calandria y lo quiso llevar a integrar su conjunto. Fue a visitar la casa familiar (para ese entonces, toda la familia Barreto ya se había mudado a Asunción) para pedir a don Lorenzo el permiso para que viaje el joven cantante pero el señor Barreto dijo que no, argumentando que ni siquiera había hecho «el cuartel».


Adrián cruzó el Atlántico a fines de la década con otro conjunto, junto con Dionisio Villamayor y Amado del Paraguay. Integraron un trío que se instaló en Líbano, donde actuaban todas las noches.

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Tiempo después, estando en Grecia con otro grupo recibe una llamada de Numa Mallorquín desde Londres. Este le dice que Paraná se había quedado sin músicos y quería que Adrián integre el conjunto. El joven cantante le dice que se sumaría, pero con sus compañeros y así Barreto, Villamayor y Tony Martínez integran Los Paraguayos.

Viajaron a Copenhague donde estaban Paraná, el arpista Fausto Franco y el bandeonista Alfredo Marcucci y esa misma noche de setiembre de 1970 empezaron a actuar.
Adrián cantó con Paraná hasta que Reynaldo Meza retornó al grupo en 1973.

En el período en que Barreto estaba en Los Paraguayos, Paraná fue premiado con el Casete de Oro, otorgado por la Philips por la gran cantidad de cintas vendidas y el trofeo Globo de Oro, por las giras efectuadas en todo el mundo.


Tras haber integrado el grupo de Paraná, Barreto se sumó al show business latino de Europa. Volvió a Paraguay entre fines de los setenta y comienzos de los ochenta. Grabó un disco con Dionisio en el que utilizaban instrumentos eléctricos y qué artistas muy tradicionalistas no entendieron.

El espíritu rebelde de Barreto siempre estuvo presente. Buscó imponer un estilo propio, cantando canciones propias, algunas de ellas con raigambre social que reclamaba mejores condiciones de vida.


En el año 2010, Juan Carlos Díaz se acercó a mí para que revise una serie de entrevistas que había realizado con Adrián con la intención de editar un libro, me sumé al proyecto completando más entrevistas en su casa de San Lorenzo, dándole forma al libro que finalmente decidimos que sea en primera persona, con la voz de Adrián relatando sus propias experiencias.

El libro fue lanzado en setiembre de 2015. El sendero del Trovador llegó a su fin el pasado miércoles 11, pero su voz y sus canciones seguirán andando nuevos caminos.

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