Hay obras que se ven y otras que se atraviesan. Soga. La delgada línea roja, creada y dirigida por Edith Niz, pertenece a este último grupo. Con funciones recientes en la Semana de Teatro 2025 y el Festival Teatro por los Derechos Humanos, esta pieza de teatro-danza se presenta ahora en el Teatro de las Américas del CCPA, con funciones los días 22 y 23 de mayo a las 20:30.
Tres cuerpos, una memoria compartida
En escena, tres cuerpos femeninos —interpretados por Natalia Tibiletti, María Liz Barrios y Natalia Fuster Casio— encarnan memorias silenciadas. Lo hacen con una potencia que va más allá de la palabra: desde la danza contemporánea y el butoh, desde la quietud y el temblor, desde una cuerda que es símbolo y frontera. El espectador no asiste a una obra convencional, sino a un ritual escénico donde cada elemento —sogas, hojas secas, velas, espejos— habla con la densidad de lo no dicho.
Estética, ética y simbolismo en clave sensorial
Con música original de Rocío Robledo y una coreografía sensible y precisa a cargo de Fuster Casio, Soga apuesta por una experiencia sensorial. La poética visual se complementa con un diseño sonoro íntimo, casi susurrado, que sostiene la fragilidad de las escenas sin restarles fuerza. El resultado es una obra que interpela desde lo estético, pero también desde lo ético.
Lejos del panfleto, esta propuesta construye una denuncia desde la belleza, abrazando el dolor colectivo sin subrayados innecesarios. Cada función homenajea a 35 mujeres, en una voz coral que se resiste al olvido. Es allí donde Soga se vuelve también acto político: un espacio para escuchar lo que la historia muchas veces elige callar.
Las entradas pueden adquirirse a través de Ticketea o en boletería. Para más información: @sogaladelgadalinearoja, @edithniz86.
Soga no se explica. Se siente. Y, sobre todo, se recuerda.
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