Sugestiva movida presidencial hacia la FGE

Todo parece indicar que desde el Palacio de Gobierno hay algo de apuro, o puede ser previsión, para la designación del nuevo Fiscal General del Estado. De ser el primer punto, la pregunta obligada es ¿por qué?. La respuesta apretada podría decir que el Presidente de la República está buscando asegurar un retiro algo relajado luego de dejar el Poder Ejecutivo.

El diario digital El Observador fue el primer medio que habló en portada de la renuncia de Mónica Seifart del Consejo de la Magistratura. Incluso su título sostenía «Aprueban» reglamento para simular el proceso de selección a la Fiscalía General». Cómo se podrá leer, usó la expresión de simulación. Destacó incluso que «ya hay críticas al borrador» del reglamento confeccionado. Además agregó que el camino hasta allanado para que Seifart sea la elegida por sus ex colegas, para que luego sea nominada por el Senado y nombrada por Mario Abdo Benítez.

Uno puede creer que son meras suposiciones el interés por colocar la ficha de confianza en la Fiscalía General. Sin embargo, existen igualmente elementos para pensar que el Presidente, efectivamente, quiere tener un tiempo algo controlado cuando salga del Gobierno. De hecho, no debe ser su ideal tener investigaciones fiscales y líos judiciales tras dejar el control del poder. Su mismo entorno, algunos salpicados con graves hechos fuera del marco de la Ley, bien podría estar azuzando la confirmación de Seifart o algún otro delfín amigo para evitar mayores incomodidades luego del 2023. 

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No queremos jugar de adivinos. Tampoco queremos luego caer ya sobre mojado. Por eso citamos algunos temas, que están en los archivos, que pueden generar la movilización de Mario Abdo Benítez por los pasillos del Palacio de Justicia. Algunos de esos puntos, entre otros, son las vacunas Covid y el contrato con Rusia, la relación Obras Públicas y los asfaltos, gastos de pandemia, negociación de Itaipú, endeudamiento internacional, la parentela vinculada con negocios del Estado, el llamativo nexo de una asesora extranjera con la prensa y otros hechos tapados por sus colaboradores con el tema del crimen organizado.

Al derecho, tal vez, del Presidente de tener su propia candidata amiga en la FGE y la de Seifart a postularse, también está el derecho al pensamiento de quienes sostienen que el mandatario busca cuidar las espaldas. Los sucesivos actos de corrupción fueron portada en los casi todos los medios, que forzaron la caída de varios de sus cercanos colaboradores. Así las cosas, ante un posible futuro complicado, resulta hasta comprensible que el Palacio de Gobierno esté en el plan de colocar a una persona que sea de confianza para tener un retiro algo más sosegado luego de abandonar el sillón presidencial.