El gallo de Troya de Honor Colorado en las próximas elecciones nacionales, es Euclides Acevedo.

Por Juan Carlos A. Moreno Luces
Desde Kentucky, USA

El ex febrerista, rápidamente luego del golpe de estado a la dictadura stronista buscó nuevos espacios para escalar posiciones en la arena política paraguaya. Logrando una gran visualización a partir de su obsecuencia a los mandatarios de turno del partido colorado.

Embajador con Wasmosy, ministro con González Macchi e intentando ser el salvavidas de Marito, rotando de ministerio en ministerio.
Para gran parte de los nuevos electores, Euclides es un colorado más. Si aceptamos esta premisa, cabe la pregunta. ¿A quien realmente le restará votos el próximo 30 de abril?.
Y aquí, centro mi tesis.

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Los asesores de la estrategia troyana, se equivocan de cabo a rabo. No contemplaron los antecedentes mencionados más arriba y por sobretodo el discurso de Euclides, post stronismo.

Nunca se manifestó contra de la Asociación Nacional Repúblicana (ANR), cargando sobre su espaldas la frase. «Caminaré con Dios y con él diablo».

Estoy convencido qué Euclides, le restará votos a Santi Peña y no a Efraín Alegre. Si consideramos la chapa Acevedo – Querey, la misma intenta lograr un ropaje opositor, pero el peso propio del candidato a presidente, hace imposible que logre desmarcase del coloradismo adquirido.

Probablemente la historia hubiese sido otra, si el candidato a vice presidente era un candidato de extracción liberal, lo que generaría una alternativa dentro de la oposición.

Dadas estas circunstancias, también nos resta ir observando cómo integran sus listas y de aparecer otros troyanos, estarían confirmando lo errado del plan. No me sorprende que este gran error estratégico se vaya consolidando pues en la manera que se llevan adelante ciertas cosas, podríamos decir que son errores forzados, como consecuencia de la silenciosa desesperación.

Lo llamativo es que aparentemente no habrá corrección de la errónea estrategia y llegarán al día de las elecciones con innumerables encuestas, colocando porcentajes irreales y el desenlace que no se cumplirá.

Equivocado o no, sostengo esta opinión fundamentado en que ninguna estrategia política es infalible y más aún, cuando la misma es producto de un deseo mágico y no parte de la realidad.

Y cómo dice un amigo, los candidatos residuales desaparecerán con la polarización que necesariamente ocurrirá entre Santi Peña y Efraín Alegre.